Análisis

fernando yélamos rodríguez

A marisol vargas Jiménez

Sentadilla en la puerta, la niña de trenzas recias, con mirada casi al suelo, espera y espera… Pasa una hora y otra, y el sol ya se va alejando.

-¡Métete dentro, niña! -se escucha una voz chillona que repite, una y otra vez, el mismo aviso.

La niña levanta la mirada, como queriendo ver a su hermana mayor, que días antes había contraído matrimonio. Todos los días, la niña de trenzas recias espera en la puerta, y solo entra en la casa al escuchar los gritos de llamada de su madre.

Su hermana le dio los biberones hasta que la niña cumplió un año. Después, la comida más sólida. Luego, los juegos, y siempre, los abrazos. La niña casi había perdido a su madre; por eso siempre en la puerta estaba. Era esta la misma niña a la que su madre tenía que esconder en una habitación de la casa para que comiera. Pero, ante cualquier despiste de la madre, la niña salía a la calle para dar de comer lo suyo a otros que ella sabía que tenían hambre.

Yo conocí a esa niña, ya adolescente, en la ciudad de la Alhambra en otoño de 1979, cuando empezaba sus estudios de docente en Ciencias Humanas. Al poco tiempo, comenzaron a verdear las alamedas, salía el sol más alto y las estrellas se acercaban más en la noche. Enseguida vino el amor…

Marisol, por vocación y amor, se diplomó en Enfermería, la profesión más bonita del mundo, como tantas veces le oí decir. ¡Ay, tus manos! ¡Ay, tu mirada! Cuánto dolor apaciguaste en tantos días y tantas noches. Y a tantos…

Marisol fue una de las grandes enfermeras del hospital de Torrecárdenas y, además, un genio en el arte de componer versos, una poeta que merece ser destacada. Escribía desde niña y su poesía a veces era melancólica. En ella reflejaba las injusticias, el sufrimiento humano.

Seguidora de Bécquer, sus versos eran también románticos, intimistas, con una gran fuerza poética. El artista almeriense Andrés García Ibáñez dijo de sus poemas: "En el libro Lloran las amapolas se desvela una poeta asombrosa, dura y estremecida, lírica y herida, que entronca con la mejor tradición española de las voces limpias y claras del pueblo, en la línea de Miguel Hernández o el Machado más comprometido".

En 2019 reconocieron a Marisol con el título de Miembro de Honor de la Unión Nacional de escritores de España por su excepcional contribución a las causas solidarias a través de la poesía.

¡Ay, Marisol! Al final, buitres perversos picotearon tu cuerpo y tu alma. Te erosionaron por dentro. Mandos de este tu mundo y el mío, tan amado, del que ellos parece que hubieran olvidado los pilares fundamentales. Porque ellos, que deberían dar muestras de un humanismo, con mayúsculas, han sido mediocres, por no decir totalmente faltos del humanismo más esencial.

Este homenaje es para Marisol Vargas Jiménez, mi gran amor y madre de mis hijos. En memoria de ella, para no perderla nunca.

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