Análisis

txabi ferrero

Las medias caídas

La UDA ha edificado su recuperación sobre la sólida pareja de filósofos Samú Costa-Morlanes

El fútbol es un deporte de especialistas. El portero, por su propio guion e indumentaria, es el ejemplo más palmario. Hay algunos más, aunque la tendencia del fútbol moderno camina a la multifuncionalidad. Una especie de hombre-orquesta, que sepa tocar más de un instrumento y de jugar en varias posiciones. Pero detectar al 'bueno' dentro del colectivo no siempre ha sido una labor sencilla. Antaño, la fórmula era simple. Aquel que llevaba el 10, el más emblemático de los dorsales, gozaba de esta consideración. Esta especie de unidad de medida se estableció atendiendo a la categoría de quienes han portado este número. La lista incluye a los más grandes, nombres míticos como Pelé, Maradona, Messí, Platini, Zidane, Ronaldinho o Del Piero. La ley no escrita del fútbol actual presenta otras variables para distinguir el polvo de la paja; el ingeniero del obrero; al artista de quienes no han nacido ni han perfeccionado esa estrella, al alcance de unos pocos. Ese registro, muy alejado de criterios estadísticos, tiene que ver con quienes juegan con las medias caídas hasta la mitad de la pierna. Paulo Dybala, de la Juventus, es acaso el más famoso de quienes lideran esta especie de moda, que guarda relación en algunos casos con la imitación, suerte o manías. Manu Morlanes y Samu Costa, dos jóvenes peloteros con mucho futuro, son los delegados de esta franquicia en la UDA. Los dos son unos consumados 'ladrones de balones'. El portugués es un recuperador nato, su cualidad más destacada junto a su carácter. El maño, además, tiene alma de asistente y adivina líneas de pase donde otros sólo ven piernas. La UDA ha edificado su recuperación sobre esta sólida pareja de 'filósofos', que pone su inteligencia al servicio del grupo y juega con las medias caídas, pero con la cabeza alta.

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