Análisis

pablo laynez

Los milagros del balón

Un gol de Osasuna salva la vida del periodista, Fran Gago, dormido al volante

Pamplona me encantó. Estuve en noviembre de 2016, bajo mucha lluvia y nieve recorrí los 875 metros de los San Fermines. La calle Estafeta tiene un sabor especial. Estrecha, de piedra fría, llena de tiendecicas de souvenirs y con una maravillosa panadería donde he probado uno de los dulces que más me han gustado, junto con los turolenses suspiros de los amantes: los garrotes. Lloviendo si tenía que llover, el recorrido por la Ciudadela, los diferentes parques de hoja caduca y las callejuelas que rodean al Ayuntamiento, donde nos comimos unos pintxos buenísimos, fue delicioso. Para mí el buen tiempo es la borrasca, no el anticiclón; la lluvia, no el sol; el invierno, no el verano. Con las nubes descagardando desde las doce del mediodía hasta las siete, más o menos, que no volvíamos al hotel, el paraguas me acompañó también al visitar El Sadar. Todo oscuro, este clásico y viejo campo me dio una sensación de estadio de los de antes, del fútbol inglés, de olla a presión. Vamos, lo que es. Sin embargo, Osasuna no me cae bien por parte de su afición. Es uno de esos equipos que tienes cruzados y aunque me compré la bufanda para mi colección, no tenía pensado dedicarle ningún piropo. Hasta que la semana pasada, oyendo la radio, me enteré de una noticia curiosa o impactante, como ustedes prefieran. La narración de Alberto Sanz, periodista de Cope Navarra, de un gol del rojillo Quique Barja ante el Córdoba, salvó la vida del periodista Fernando Gago, que se había dormido al volante. Ese cántico del gol a través de las ondas despertó a tiempo al sevillano, que fue capaz de redirigir el coche para evitar caerse por un precipio. Las casualidades de la vida: Barja podía haber fallado, el gol podía haberse anulado, el programa de radio podía estar en anuncios, la conexión podía haberse caído... Pero no, el balón (y Dios) quiso que ese gol resultase milagroso. Ah, una cosa: me gustó mucho más Navarra que el País Vasco, Pamplona tiene para mí más encantos que Bilbao y la sobrevalorada San Sebastián.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios