Hacía una semana que el Almería había anunciado que por orden de su presidente donaba 500.000 euros a la ciudad para adquirir equipamientos sanitarios y otros 700.000 adicionales distribuidos de la siguiente forma: 300.000 en comida para los más necesitados, 200.000 para los sanitarios, 100.000 para trabajadores que hayan perdido su empleo por esta crisis y 100.000 para los voluntarios. El sábado, el alcalde se adelantaba al club a la hora de actualizar la información de cómo se iba a gestionar esa generosa donación. 550.000 euros para equipamiento hospitalario y material de protección para sanitarios (ayer el club anunció la adquisición de 10 monitores UCI); 240.000 para urgencias y necesidades a afectados por despidos y personas sin recursos, después de dos meses; 100.000 de ayuda a afectados; 100.000 a la Cruz Roja para personas en riesgo de exclusión social; 100.000 para Protección Civil para un vehículo de emergencia; 10.000 para acompañamiento a mayores; y otros 100.000, a medias entre el Ayuntamiento y Diputación, para material de protección a sus trabajadores. A pesar de que la reacción general fue de orgullo y de agradecimiento, no fueron pocos los que arquearon la ceja al ver esta última partida. Si es un dinero que se va a emplear a los trabajadores de oficina, muchos no le ven sentido, cuando la mayoría de estos funcionarios apenas tienen contacto con el público por el confinamiento. Si los trabajadores a los que se refería el alcalde son Policía Local, Bomberos y gente así, al pie del cañón, la cosa cambia. Tampoco se entendía que de 1.200.000 donados solo se destinara 10.000 a acompañamiento de ancianos. De cualquier forma, nunca llueve a gusto de todos y lo que sí ha quedado claro en toda esta crisis del coronavirus es que el Almería ha estado a la altura, liderando a los clubes profesionales, y son otros los que van a rebufo. La ayuda, tenga el color que tenga, siempre es bienvenida, y bien hará la ciudad en recordar lo que hizo Al-Sheikh durante esta crisis, pese a la distancia…