Expone Miguel Carini un conjunto de piezas con motivo del Primer Festival del Tango "Centenario Astor Piazzolla" de Chiclana de la Frontera-Cádiz, en el que plasma la esencia de ese peculiar género musical, de forma certera, pues capta su fluidez cadenciosa, sus quiebros de intensa pasión, el lamento constante sobre el que cabalga su melodía central.

Estructura sus tintas en tres temas. Comienza con "Inmigrantes", origen de esa música, con sus aportaciones y voces, instrumentos y sentimientos, continuando con "Infancia en los Conventillos", barrio en la ribera de La Boca en el que se gestó, para concluir con "Tango", expresión impresa donde se ejecuta sus notas en las formas contenidas en las composiciones.

Miguel Carini es un maestro del grabado, sabe equilibrar el color, obtener la mezcla oportuna, definir el tono adecuado acompasado a la idea sensitiva que quiere expresar.

Su hábil trazo, que trasciende su pulso consciente, nos muestra una escena vaporosa, ingrávida, y sin embargo visible, consiguiendo que sea sólo eso, una idea sugerida por el ritmo quebrado, grávido, espeso y de alta carga emocional, contenida en la sustancia que fluye entre las notas de esa melodía porteña.

Interpreta este artista el sentido dinámico incorporado por el gran Astor Piazzolla, donde la sensualidad visible de la danza está acompañada de un halo misterioso, que transcurre hacia su final desvelado, ilusión sólo, porque se encierra en su principio. Es un ritmo sin salida, escuchado para ser compartido, encerrándose en su compás cansino para abandonarse hacia la postración pasional del pensamiento, aventura sensitiva, escenificación plástica danzante, insinuante, que refleja la abstracción intelectual de la música en los giros, detenciones y evoluciones del baile. La obra de Miguel Carini recoge el desenvolvimiento del tango en los danzantes, como notas musicales descritas en sus piezas.

Es el color, el modulo palpitante introducido en la heterogeneidad de su trazo grabado, quien provoca evolución de acordes rítmicos, según el choque de intensidades cromáticas, cuya diferencia simula caídas súbitas, ascensiones vertiginosas, trayectorias felices en el plano de los tonos mantenidos.

Fulgor visual de destellos impresos acompasados, así se resume la obra del genial Carini.