Carta del Director/Luz de cobre

AVE a Murcia, muchas expropiaciones y pocas obras

Los argumentos de aquellos que se empeñan en vendernos las obras del AVE se acaban cuando los trabajos son escasos

El Ministerio de Fomento se empeña en mantener viva la llama de las obras del AVE que un día nos debe unir con Murcia. Un ferrocarril que enterrará, esperemos que para siempre, el síndrome de esquina tan arraigado en las almas y corazones de los que aquí vivimos. No será fácil desterrar sensaciones añejas, aunque el día que las puertas de los trenes se abran y cierren para los pasajeros y usuarios se olvidarán años de reivindicaciones, años de olvidos, de promesas incumplidas y mentiras envueltas en argumentarios vanos y vacíos.

El martes ADIF Alta Velocidad sacaba a información pública la ocupación de fincas del proyecto modificado de construcción de la plataforma del Corredor Mediterráneo de Alta Velocidad, del tramo Pulpí-Vera. Aunque no deja de ser un trámite administrativo más, se podría y debería entender como un paso más en el pausado caminar de unas obras que avanzan más tardas de lo esperado, pese a que aquellos que gobiernan insisten una y otra vez que el "caballo de hierro" surcará las vías en 2026.

Tengo mis dudas. Tantas que por más que trabajo la psicología del optimismo, la realidad se impone una y otra vez, para acabar tropezando y dándose de bruces con la verdad. La presión ejercida en los últimos meses por la sociedad y opinión pública de Almería activó, con más ganas que dinero, las intenciones del Ministerio de Fomento con la obra. La imagen de abandono y paralización de los trabajos, en los que sólo se veían, en días buenos y no de calima, algunas máquinas y obreros trabajando dio paso, incluso, a visitas en las que atisbamos intenciones y deseos más que mano de obra y artefactos.

Por dinero no iba a ser. Si hace un año los presupuestos anunciaban a bombo y platillo más de seiscientos millones de euros para el tramo, los que están en curso, aunque se quedaron en la mitad, la cifra se aproxima a los nada desdeñable trescientos. Puro espejismo. Más deseo que realidad. Más argumentario que despliegue. Al desbroce de la plataforma de hace unos meses le ha seguido de nuevo el abandono, la ausencia de trabajadores y de máquinas, aunque permanecen los hombres de "carrillo de mano", algún tractor oruga y hormigoneras perdidas, tratando de tapar las vergüenzas del olvido que, de nuevo, recorren el tramo de AVE con Murcia.

Pocos o escasos argumentos quedan ya a aquellos que tratan de hacernos comulgar con ruedas de molino. A no ser que la ministra, si tiene a bien venir y visitar los trabajos, sea capaz de definir de una vez por todas a qué nos enfrentamos, cuáles son los plazos, las dificultades y las necesidades económicas. Todo lo que no sea el camino recto hacia la verdad empobrece un discurso gubernamental al que cada vez le quedan menos adeptos. Con lo fácil que sería recorrer el tajo y limpiar todos los nidos de engaños.

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