Desde mi experiencia

José Miguel Ponce

Benedicto XVI, un universitario

El verdadero origen de la Universidad está en el anhelo de conocimiento que es propio del ser humano, por saber lo que le rodea

La prensa de todo el mundo publicó la noticia de que el Papa Benedicto XVI se vio obligado a renunciar a una visita a la Universidad pública «La Sapienza» de Roma el 17 de enero del 2008, a la que había sido invitado por las autoridades de dicha Universidad. La anulación de la visita se debió a las presiones y a la intimidación de un grupo de 67 profesores, entre ellos algunos ya jubilados, y a un minúsculo grupo de estudiantes de la extrema izquierda.

Como profesor universitario, me interesé por conocer el texto de la conferencia que no se llegó a pronunciar. El Papa emérito pasó muchos años de su vida como profesor universitario y amaba. a la Universidad. Como dijo en aquella ocasión: "Con el ambiente universitario, que durante largos años fue mi mundo, me unen el amor por la búsqueda de la verdad, por el diálogo franco y respetuoso de las respectivas posiciones".

Al inicio de la que iba a ser su intervención explicaba su concepción de la Universidad: "Pienso que puede decirse que el verdadero e íntimo origen de la Universidad está en el anhelo de conocimiento que es propio del ser humano, que quiere saber qué es todo lo que le rodea. Quiere verdad (…). Es este el impulso con el que ha nacido la Universidad occidental". Una gran empresa en la que se ve enseguida implicado el espíritu cristiano: "El interrogarse de la razón sobre Dios, sobre la naturaleza y el sentido del ser humano, no significaba -para los cristianos- ausencia de religiosidad, sino que muy al contrario formaba parte de su modo de ser religioso".

Al referirse a ese proceso de búsqueda de la verdad, el Papa aclaraba que "la verdad significa más que el saber: tiene como objetivo el conocimiento del bien" (…) "El peligro del mundo occidental -alertaba el Papa- es que el hombre, precisamente a la vista de la grandeza de su saber y de su poder, se rinda ante la cuestión de la verdad", cediendo a la "tensión de los intereses y el atractivo de la utilidad" y considerando aquellos como criterio último.

Ante este panorama, Benedicto XVI se planteaba: ¿qué puede decir el Papa a la Universidad? "Sin duda -afirmaba- no debe buscar imponer a los demás la fe de modo autoritario", sino más bien "mantener siempre despierta la sensibilidad por la verdad; invitar de nuevo a la razón a ponerse a la búsqueda de la verdad, del bien, de Dios y -en este camino- animarla a apreciar las útiles luces que han surgido a lo largo de la historia de la fe cristiana y ver así a Jesucristo como la Luz que ilumina la historia y ayuda a encontrar el camino hacia el futuro".

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