Bienvenido, Mister Grammy

Han tenido que aterrizar los premios latinos de la música en Andalucía para que el flamenco reciba un homenaje universal

Shakira en un momento de su actuación en los Grammy Latinos 2023

Shakira en un momento de su actuación en los Grammy Latinos 2023 / María José López

LOS Grammy Latinos han sido muy rentables para Andalucía. Ya no queda un americano que no sepa situarnos en el mapa o eso nos gustaría pensar. Sólo los eventos celebrados en Sevilla dejan la friolera de 100 millones. Palabra de su alcalde, que dobló la estimación del impacto y que ya nos dirá cómo se calcula el retorno. La Junta eleva su apuesta a 200 millones para toda la región y resalta que Andalucía se proyectará sobre más de 100 millones de personas -más o menos- sin contar a los diez mil turistas que la visitaron. Sevilla aguanta lo que le echen, aunque conviene no pasarse. Todo ello, según los expertos, a un precio de ganga comparado con otras ayudas para historias sin mucha justificación: 6 millones por edición, que paga Europa al 80%. Y por el mismo precio, Málaga y Granada lucieron sus atractivos en las Latin Grammy Sessions previas a la gala de los premios.

Hasta aquí todo perfecto, pero hasta última hora las autoridades no han entendido que los Grammy son una fiesta privada donde se cuida hasta el último detalle para controlar la imagen que se proyecta. Ni estaban invitados los ciudadanos de a pie ni se les esperaba. A cambio de una promoción muy considerable, les cedimos las llaves de casa unos días, a mayor gloria de la industria americana de la música y sus artistas y se acabó. Si aquí también tuviésemos todo bajo control al exportar nuestro arte, nos ahorraríamos muchos topicazos y todos ganaríamos. Si el personal ha pagado miles de euros por ver los espectáculos es porque la Academia les ha ofrecido una experiencia exclusiva inaccesible para el gran público. El homenaje a Pausini, al que acudió Moreno de blanco como Bogart en Casablanca, fue el mejor ejemplo. Nada que ver con la gala de los premios, por cierto, sometida al rigor de la televisión y en la que faltó Manuel Alejandro para inspirar a las nuevas generaciones. ¿Sería capaz nuestra Administración de financiar un espectáculo con tanto celo en EEUU para catapultar nuestra música?

No pocos nominados han reconocido el cálido recibimiento, que ha recordado por momentos alguna escena de Bienvenido, Mister Marshall. Algunos pensaban que los monumentos formaban parte de un decorado y que nuestros dirigentes eran convidados de piedra. Pero es porque nos encanta regalarle a las visitas lo que negamos a los nuestros. Han tenido que aterrizar los Grammy en Andalucía para que el flamenco reciba un homenaje universal de gran categoría. Pero conste que para muchos artistas aterrizar ha sido una auténtica odisea, después de coger dos vuelos y pasar horas en un tren, lo que ha vuelto a destapar nuestras carencias. Las Vegas es menos hospitalaria, pero es la capital mundial del ocio y el espectáculo. Allí sobran complejos hoteleros de ensueño capaces de albergar los premios y a miles de aficionados para que puedan vivir el espectáculo en directo, algo que aquí, para disgusto de muchos, no ha sido posible.

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