Borbones y Romanov: historia de rescate olvidada

El poco conocido parentesco entre los Borbones españoles y los Romanov, la dinastía que gobernó Rusia desde el siglo XVII hasta principios del XX, es un tema fascinante que revela las estrechas relaciones familiares entre las monarquías europeas a lo largo de la historia. En el caso del actual monarca español, Felipe VI, sus conexiones con la familia imperial rusa son especialmente notables, dado que tanto su padre como su madre tienen vínculos consanguíneos con los zares.

Y es que, por un lado, la reina Sofía cuenta con una bisabuela que era Romanov: la gran duquesa Olga Constantínovna, nieta del zar Nicolás I y sobrina del zar Alejandro II. Olga se casó con el rey Jorge I de Grecia, bisabuelo de Sofía, y se trasladó a Atenas.

Por otro lado, el padre de Felipe VI, el rey Juan Carlos, también está relacionado con los Romanov. Su abuela, la reina Victoria Eugenia, era prima carnal de la última zarina, Alejandra Fiódorovna. Ambas eran hijas de la princesa Beatriz y la princesa Alicia, hermanas que descendían de la reina Victoria de Inglaterra y el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha.

Una vinculación entre la familia real española y los Romanov que continúa hasta hoy. Siendo Juan Carlos y Sofía padrinos del gran duque Jorge de Rusia, hijo de la gran duquesa María Vladímirovna, que sería el heredero legal al trono si Rusia dejase de ser una república federal y acogiese de nuevo la monarquía como base de su sistema político.

Fue por esta relación familiar por lo que la monarquía española tuvo un especial papel en los intentos de librar de la muerte al zar Nicolás II y a su familia. Un capítulo especialmente destacado en esta relación es el papel desempeñado por Alfonso XIII durante la Revolución Rusa.

Nuestro monarca entabló conversaciones con los bolcheviques con el objetivo de asegurar la liberación de los Romanov. Incluso planteó la opción de ofrecerles refugio en España, aprovechando la neutralidad del país durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de Alfonso XIII, el zar Nicolás II y su familia sufrieron un trágico destino en 1918, siendo víctimas de un regicidio. Resulta curioso que este acto atroz tuviera lugar mientras desde España se mantenían las negociaciones con sus captores.

Su interés en los Romanov, impulsado por su relación familiar y su neutralidad política, subraya el vínculo entre ambas casas reales en un momento crucial de la historia mundial.

Lamentablemente, a pesar de estos esfuerzos, la historiografía española parece haber pasado por alto el papel fundamental que desempeñó Alfonso XIII en la protección de los Romanov. Además de solicitar ayuda al embajador ruso, presionó al embajador británico en España para que intercediera en favor de la familia imperial rusa, en un momento en que el Reino Unido consideraba otras opciones para su seguridad, abandonando el rey Jorge V la posibilidad de negociación para la liberación de la familia real rusa y su exilio en Londres.

La historia nos recuerda la importancia de estos lazos familiares y los esfuerzos humanitarios en medio de conflictos políticos y sociales que marcaron el destino de las dinastías europeas. El compromiso del Rey Alfonso XIII con la protección de los Romanov es un legado que merece ser recordado y valorado en la narrativa histórica española.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios