No sé si se han fijado pero los procesos históricos están llenos de detonantes y de detalles que se escapan para la mayoría. También se componen de personas anónimas que en esencia son los verdaderos protagonistas. Por eso en este artículo no voy a hablar de partidos ni de culpas, y mucho menos de reproches. Voy a establecer una relación entre las matrículas de la carrera de filosofía y los cambios políticos, lo cual no tiene porque ser algo muy contradictorio sino más bien interesante. A todas miras han subido en los últimos años. Y como he dicho otras veces eso no significa que estemos en una revolución filosófica –aún no- sino en un momento de auge y popularidad necesario. Según datos del Ministerio, el número de matriculados en esta disciplina ha aumentado casi un 10% en los últimos tres años. Además, se ha registrado un crecimiento de más del 33% recientemente. Por otro lado, los motivos que llevan a los alumnos a emprender esta aventura se circunscriben a cuestiones como las éticas, las políticas, las sociales, siempre en relación con eso de la vocación. Los alumnos no buscan un buen trabajo-al menos eso me dicen a mi- sino comprender y reflexionar sobre los cambios que están ocurriendo en su entorno. Pero vayamos a la relación que tiene esto con la posibilidad de un cambio político. Pondré un ejemplo: en la transición democrática, tras la dictadura franquista, hubo un interés renovado por la reflexión filosófica y política que se vio en las matrículas y eso no pudo ser solo una coincidencia sino que más bien tuvo una relación causa y efecto. Es importante señalar que durante la transición democrática se produjo además un cambio en el sistema educativo español con una mayor apertura a la diversidad de ideas y corrientes filosóficas. Este cambio fue reflejo de la apertura política y el deseo de explorar nuevas formas de pensamiento y reflexión crítica. Tras este proceso histórico, en otros momentos de nuestra historia reciente, cuando hemos tenido crisis económicas o sociales también se han apreciado aumentos en las matrículas. Y no olvidemos que en la antigua Grecia la relación entre filosofía y política fue directa. Todo esto me lleva a dar por obvia la relación entre las matriculas y cambios políticos, y a la reflexión que persigo en el artículo. ¿Nos acercamos a un cambio político–y no solo de partidos-? Esperaremos a ver qué pasa.

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