Ya falta poco para que el pequeño Chango cumpla un año. O igual ya lo tiene o le tardará más en llegar, no lo sabemos. Le pusimos el 6 de abril como fecha de nacimiento, haciendo un cálculo aproximado del tiempo que podía tener, del que nos dijeron que tendría, más o menos, cuando llegó a nuestras vidas, aquel 8 de agosto, totalmente de imprevisto, tras una inesperada parada en una pedanía de Salobreña, volviendo de la playa de La Herradura, donde pasamos un día de playa y paseo en barco con mascarilla. Antes de aquel día, jamás pensé en que un año más tarde tendría la mitad de la casa adaptada a él, fuentes de agua, un comedero automático, un lugar en la despensa reservado para él, camas por todos los rincones y estaría pensando en montar estanterías solo para que pueda saltar de una a otra por la pared. Como tampoco pensé que dedicaría algún día un artículo a un gato. Y aquí estamos. Él, maullando, revolcándose y haciendo la pelota porque se acerca la hora de comer mientras yo termino de escribir estas líneas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios