La ciencia ficción es para algunos autores tan antigua como el hombre. La imaginación humana creó fantasías que respondían a la incapacidad de la razón para explicar algunos fenómenos sobrenaturales. Algunas fantasías empezaron a concretarse con el desarrollo científico, hasta el punto que en la actualidad las empresas públicas y privadas han comenzado a explorar mundos ficticios para ensayar nuevas propuestas, que fueron difundidas en la sociedad a través del cine y otros medios, contribuyendo de esa forma a cambiar el comportamiento de los humanos. Así, por ejemplo, Apple, Motorola, Visa, Intel y organismos como la OTAN, que contratan los servicios de Sci-Futures, entidad que cuenta con cientos de escritores para que desarrollen perspectivas económicas, sociales o medioambientales que posibiliten el desarrollo de un nuevo dispositivo o concepto.

En el caso del Equipo Rojo, creado por el gobierno francés, los escritores de ciencia ficción trabajan con militares para establecer las hojas de ruta de la geopolítica y del futuro de conflictos armados. No debería extrañar que el papel de la ciencia ficción se haya resumido así: rara vez trata sobre el futuro, sino, principalmente, de cambiar el presente. Desde este punto de vista se aportan ideas audaces que inspiran nuevas líneas de emprendimiento. Es más fácil, así, generar ideas tecnológicas frías o datos complejos usando la narrativa como atractivo para que el público las asimile. Tal es el propósito de la guía publicada por la reputada consultora Price Waterhouse Cooper (PWC) que explica cómo usar la ciencia ficción para “explorar la innovación”. La justificación es realmente aclaratoria: “usando ficciones narrativas las organizaciones pueden iniciar conversaciones para su propia innovación. Los mundos ficticios permiten explorar nuevos productos y usos, sin restricciones de dinero o capacidad tecnológica que obstaculicen la creatividad”. La que fue ministra de las fuerzas armadas de Francia dijo: “Hay que acostumbrarse a creer en lo imposible, imaginar lo inimaginable y cuestionar lo que ayer, todavía, parecía inmutable”.

Desde tiempo atrás han existido propuestas que se materializaron en la realidad porque los autores se inspiraron en su atractivo conceptual. El uso dentro de un mundo imaginario fue posible en la literatura, la televisión o el cine, permitiendo convertir parte o todo de ese futuro en el presente. Se comprende así cómo el sector empresarial fomenta la creatividad de la ciencia ficción.

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