Carta del Director/Luz de cobre

Colas en la A-7: Fomento nos toma el pelo

El subdelegado del Gobierno no ha estado a la altura en la crisis de las colas por el cierre de El Cañarete

El cierre de la carretera de El Cañarete por desprendimientos y las colas que los ciudadanos de Roquetas, Aguadulce, La Mojonera, Vícar o El Ejido padecen cada día ha puesto a prueba la capacidad de gestión del Ministerio en Almería. Después de dos meses de torturas, de accidentes, de alcances, de notas sin sentido, de no dar la cara, la calificación no es otra que muy deficiente.

A lo largo de este tiempo el Ministerio de Fomento y su responsable en Almería, el subdelegado del Gobierno, ha tomado el pelo a los ciudadanos con comunicados, cada cual de ellos más peregrino, mostrando todas y cada una de las carencias que un representante del Gobierno de España no se puede permitir en una provincia como la nuestra.

La gota que colmó el vaso tuvo lugar el miércoles de la semana pasada, en un comunicado tan esperpéntico como absurdo, sin sentido, deleznable, en el que se descolgaban pidiendo a los almerienses prudencia, salir más temprano al trabajo y evitar las distracciones. Sólo les faltaba pedir que antes de subirse al coche se arrodillaran en la entrada de una iglesia y rezaran todo lo que sabían para alejar los malos augurios, no llamar a los accidentes y ya de paso, llegar al trabajo en tiempo y forma. Algo que no ha sucedido ni un sólo día de los dos meses que la carretera del Cañarete lleva cortada.

He echado en falta una convocatoria abierta a los medios de comunicación en la que se dieran las pertinentes explicaciones, pelos y señales de los trabajos que se van a realizar, así como tiempo de ejecución de las obras, costes y, lo que es más importante las gestiones realizadas para evitar que cada día ponerse en la autovía del Mediterráneo no sea un infierno de retrasos y riesgos innecesarios. Pues aunque no lo crean, el subdelegado del Gobierno daba la cara el jueves después de dos meses. Un subdelegado que es el representante del Gobierno en la provincia y que parece que se lo ha tragado la tierra o se ha escondido debajo de la mesa. Un subdelegado al que la presión de los medios le ha llevado a hacer comunicados sin sentido, siempre a rebufo y sobrepasado por los acontecimientos. Con seguridad no es de los que cada mañana se levanta y se pone en carretera durante una hora, soportando colas, poniendo su vida en peligro y la de su familia. Es posible que si fuera uno de los afectados habría movido cielo y tierra para el que ministro de Fomento, José Luis Ábalos, se hubiera preocupado por los problemas de los españoles, más allá de acercarse al aeropuerto de Barajas a reunirse con la vicepresidenta de Venezuela. Y así les va. Cuando le han pasado por la derecha y por la izquierda, Manuel de la Fuente se descuelga con las soluciones, alguna explicación más razonable, escudado en el comunicado, por si los periodistas nos lo comemos como la bruja de Hansel y Gretel y la Casa de Chocolate.

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