Luces y razones

Antonio Montero Alcaide

Comulgar con rueda de molino

Comulgar con rueda de molino

Comulgar con rueda de molino / Juan Antonio Muñoz Muñoz

La reiteración y la constancia asisten al molino en su obra natural. Y la elaboración de sus ruedas es resultado de una ingeniera ancestral, porque hasta para dar forma a los apaños se precisa de cierta técnica. Los molinos fueron, por tanto, una de las primigenias manifestaciones del aprovechamiento de los recursos naturales —el agua o el viento— para obtener productos primarios por esenciales. También por eso, por las domésticas provisiones que procuraban, solían estar cerca de los caseríos, cuando no en las propias casas, ya que la molienda resultaba familiar, hecha a la generalmente serena candencia de los recursos que la procuraban. Cuando la rueda del molino no era ligera y de madera, sino una muy robusta y pesada piedra, la metáfora también venía a propósito y las empresas imposibles, lo que no podía hacerse, se asimilaban a la todavía mucho menos factible intención de comulgar —como si fuera una hostia— con una rueda de molino. Aunque la incontrovertible lección de la metáfora no solo se use para cerciorar tan clara evidencia, sino para contradecirla, porque se hace comulgar con rueda de molino, no pocas veces, cuando quiere hacerse factible o real lo que en modo alguno puede serlo.

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