A Son de Mar

InmaculadA Urán /Javier Fornieles

Cursos de Verano

El curso ha dejado claro que tras una foto siempre están presentes el autor y sus intereses económicos

Los cursos de verano arrancaron en España poco antes de la Guerra Civil. En el origen de los mismos se encuentra la Institución Libre de Enseñanza y su concepción del saber como un diálogo personal y como una actividad que no puede reducirse a la especialización. Los cursos nacen en Santander, claro, a orillas del agua, en las estancias de una casa palaciega, en las que era posible escuchar a figuras internacionales y soportar los rigores del verano. Al final la institución dejó esa cuna aristocrática del norte y las universidades -y el bendito aire acondicionado- la han extendido afortunadamente por todo el país.

Este año hemos asistido, en Almería, al curso sobre Andalucía y la fotografía en el XIX. La verdad es que impresiona observar la cantidad de temas que surgen en torno al nuevo invento. Ha sido interesante seguir el debate sobre los cambios en la historia de la pintura al utilizarse la foto como soporte para dibujar; o sobre la transformación continua de la fotografía con las novedades científicas y con el empuje empresarial de los pioneros.

La fotografía pasa por ser un arte caracterizado por el realismo, la fidelidad. Pero el curso ha dejado claro que tras una foto siempre están presentes el autor, sus intereses económicos y los prejuicios vigentes sobre lo que captaba con la cámara. En este sentido, hemos visto cómo la fotografía ha tenido, por ejemplo, un papel decisivo en la configuración de la identidad andaluza, de ese imaginario exótico de majas y bandoleros, que se forja en el XIX.

Tuvimos la ocasión de escuchar la conferencia del profesor Donato Gómez, que ahora añade a sus publicaciones un estimable libro (Fotógrafos, artistas y empresarios. Una historia de los retratistas almerienses). Almería es una pieza clave en la historia de la fotografía durante el XX, pero no conocíamos su desarrollo en los orígenes. Resulta apasionante conocer la biografía de los primeros fotógrafos, la competencia y las dificultades para sobrevivir con diversos oficios; ver las primeras imágenes que se han conservado de la ciudad y de las personas; u observar esa lucha continua del ser humano por dejar un recuerdo y esquivar los golpes de la muerte. Enhorabuena, en fin, a los directores del curso, José Blas Fuentes y Juan Antonio Fernández Rivero; y, asimismo, para el Centro Andaluz de la Fotografía y la Universidad. Y a preparar, por favor, el próximo.

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