Carta del Director/Luz de cobre

Gabriel Amat

Aquí trato de justificar con datos el trabajo de 17 años, en busca de resultados y Amat los ha logrado

Gabriel Amat, alcalde de Roquetas, dejaba hace unos días de ser presidente del Partido Popular de Almería. Los resultados de 17 años al frente del partido lo avalan. Cogió una fuerza política partida en dos, con heridas de compleja cicatrización, y a partir de ahí ha hecho un partido ganador elección tras elección, con algún pequeño borrón, que no ensombrece una trayectoria inmaculada.

Sí. Ya se que algunos de ustedes que comienzan a leer esto, pueden gesticular, fruncir el ceño o hasta cerrar la página de periódico o web. Lo comprendería y hasta no se los reprocho. Pero aquí no pretendo escribir de habladurías, de creencias políticas, de gestos baldíos y vanos cargados de intencionalidad. Que se puede hacer, pero no es el caso.

Aquí trato de fijar negro sobre blanco la trayectoria de un presidente que ha logrado lo que nadie, y en los peores momentos. No voy a entrar en otro tipo de conflicto de intereses, porque no es el caso. Aquí busco justificar con datos, con hechos, en un espacio temporal de 17 años, -media vida, el trabajo decidido en busca de resultados. Y el mejor aval son los votos que elección tras elección, con Amat al frente, el Partido Popular de Almería ha alcanzado.

A lo largo de su trayectoria ha mezclado, a partes iguales, la constancia y la picardía; el trabajo y la inteligencia natural; la frialdad y el calor humano. Una especie de lince estepario, hecho a si mismo, capaz de explicar a un urbanista el Plan General que quiere, sin haber cogido nunca ni un lápiz ni un cuaderno de dibujo lineal o ejercer con mano firme y decidida un liderazgo complejo, en el que todos los que han formado la familia popular han acabado aceptando sin rechistar. Y eso es un valor en retirada, que posiblemente naciera con el actual alcalde de Roquetas y que haya varado en la orilla con su marcha de presidente.

Ese afán por el trabajo y por superarse cada día aún permanece hoy. Todavía relata y le brillan los ojos cuando habla, como empezó en Roquetas, como compraba y vendía tierras y cómo se quedaba con una parte de lo adquirido para incrementar su patrimonio. Visión empresarial que ha aplicado a la política, aderezada con sentido práctico, guante de seda y mano dura.

Hoy, cuando se despide con la misma elegancia de cuando llegó, ofreciéndose en caso de que soliciten su colaboración, cierra un periplo de su vida en el que deja el listón tan alto que aquellos que vienen detrás han de trabajar duro y constante para alcanzarlo. Aunque en tiempos de dejar paso, ya les digo que su impronta, su presencia y la permanencia, se mantendrán en la misma medida que quienes han tratado de apartarlo de todas las formas posibles, por todos los medios posibles, sólo han logrado derrotas y humillaciones. Una tras otra.

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