Estos días se expone en la Sala de Arte MECA Mediterráneo Centro Artístico parte de la obra de Jeanne Chevalier, Suiza, 1944. La fotógrafa, conocida por sus retratos, parte su discurso artístico desde la filosofía y a través de sus procedimientos de creación técnica, emplea como herramienta fotográfica antigüedades. Disponiendo, como instrumento, un Gobelin. Una cámara de madera que ocupa gran parte de las estancias de revelado y que, con un ligero visillo, difumina la luz de una lámpara de 500 vatios. Detrás de esa cámara fotográfica, protegida de la luz por un gran trapo negro, Jeanne Chevalier sigue la escena. La captura, la detiene y enfoca la imagen que aparece en el cristal esmerilado. Todos los detalles son importantes a la hora de accionar el disparador. Todo lo que sucede alrededor del proceso de creación es fundamental. La artista es consciente. Y por eso, el cuidado del detalle, de lo mínimo, de lo ínfimo que se desata en torno a todo aquello que emana de una fotografía es determinante en el proceso final de la obra, así como su significado conceptual. Jeanne Chevalier es una fotógrafa que siempre ha experimentado y es, por esta razón, por la que el proceso de revelado adquiere un valor importante dentro de su obra. El empleo de una ampliadora de madera que incorpora una lámpara de vapor de mercurio, les otorga a las ampliaciones un acabado único, dulce y lúcido. Introduciendo en los procesos sus conocimientos de alquimia, con antiguas técnicas y métodos, y adaptando esas fórmulas a los papeles de las sales de plata que cuidadosamente ha seleccionado. Jeanne Chevalier es una artista plástica cuyo compromiso con la fotografía no sólo se circunscribe al proceso final de la obra, sino que resalta la importancia de los procedimientos en el revelado, para así conseguir esa textura y esa visión a la que nos quiere acercar con su cámara. Nos muestra con su obra un espacio que permite al público percibir y crear su propia perspectiva de la interpretación. Esta nueva serie que presenta en Almería, nos transmite la desolación del ser y nos invita a percibir la atmósfera conceptual donde reflexionar sobre su fragilidad y la belleza. Una experiencia visual que nos apremia a disfrutar de unas escenas, dentro de una composición general, ordenada y sutil que es capaz de descifrar los conceptos matéricos de la sociedad actual y ponerlos en tela de juicio.