De Gobiernos e Ínsulas

gONZALO aLCOBA gUTIÉRREZ

Mil ruedas de molino en el mar

El perdón es cosa del alma, pero, en un estado democrático, es el pueblo soberano el que debe monopolizar la respuesta a tanta vileza

El portavoz de la Conferencia Episcopal Española dijo el viernes que, sumando todos los casos de pederastia en la iglesia católica en ochenta años, "seguramente no pasan de mil". Lo he oído hoy, lunes, al acabar el día. He parado la video noticia en el móvil y he retrocedido, tratando de dar a aquel señor otra oportunidad; y, otra vez, aquellas palabras han permanecido en el aire, suspendidas. Me ha atravesado entonces un viento frío, acerado, de esos que secan la voz.

Después, el número apocalíptico que aquel vocero tomó por atenuante me ha pasado del aire a la sangre, como un cuerpo infeccioso; y me han agarrado por sorpresa mil muecas ponzoñosas, mil espadas; mil témpanos clavados en mil almas inocentes; mil madres, mil padres, mil hermanos y hermanas. Aún rogando "Señor, por favor, que no haya nadie escondido bajo las sábanas, que nadie haya callado en ochenta años miserables", aún así, me quedan en el cuerpo mil secretos voceados, mil temblores que no cesan, mil lágrimas por mil días; mil oraciones, mil oscuras oraciones con las labios apretados y el corazón encogido. ¿Pueden imaginar cuántos corazones caben en mil cuerpos infantiles? Pues sepan que son aún más, muchos más. Y el portavoz seguía galopando imparable por aquel páramo, ofuscado. ¿Por qué no investigan a otros también? -bramaba, -"al COE o a la FIFA"-...Fue ahí cuando recuperé el habla, leí a Mateo 18,5, pensé en las ruedas de molino de las que el Evangelio advierte y me puse a escribir. Durante muchos años nadie pensó en aquellos pequeños; el presidente de la CEE, Omella, pidió perdón a las víctimas hace unos días, sin mencionar las duras palabras con que el cstellano designa esos crímenes, pero el portavoz rebaja ahora la culpa. Creo, con franqueza, que nos podríamos ahorrar ese baile macabro. El perdón es cosa del alma, pero, en un estado democrático, es el pueblo soberano el que debe monopolizar la respuesta a tanta vileza.

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