A Son de Mar

Inmaculada Urán / Javier FornieLes

Museos para la ciudad

Museos muy visuales, centrados en un pasado cercano, que fortalezcan los lazos de identidad

Vivimos en una ciudad retirada, en la que resulta difícil, sin unas comunicaciones aceptables, desarrollar un proyecto para el futuro. Pero en alguna dirección se debe caminar sin perder de vista la realidad. A nosotros nos parece que estaría bien contar con un museo dedicado a la ciudad. Hablamos de un sitio donde se puedan observar la vida cotidiana y los cambios de sus principales barrios y paisajes urbanos a partir del siglo XX. Imaginemos unas salas en la que uno pueda ver la Puerta Purchena o la playa o la Rambla o el Barrio Alto en 1900, 1920, 1940 hasta nuestros días. Y, por supuesto, después de ser una provincia que ha dado luz a verdaderas obras de arte, se necesita un museo del cine y de la publicidad, pues lo que tenemos apenas sirve. Por estos museos ligados a la memoria viva habría que empezar en la ciudad y en la provincia, por algo reconocible, que trasmita un cierto orgullo y un sentimiento de pertenecer a un espacio común. El otro día, al atardecer, dimos un paseo por el Parque de las Familias. Abre otra posibilidad. Es un lugar con cafeterías agradables, con árboles y sombras que empiezan a tomar volumen. Te alegra el ánimo distinguir las imaginativas construcciones, la algarabía de quienes viven en el presente eterno; y es hermoso ver a los padres y abuelos pendientes de ellos, corriendo detrás o charlando un rato con las amistades improvisadas. El parque se mantiene bien, mérito sin duda del ayuntamiento, y es, quizás, una de las mejores iniciativas que se hayan hecho en la ciudad. A veces hablamos con algún profesor de Hispanoamérica y nos comenta lo que siente cuando ve a los niños ir solos al colegio o cómo corretean a su alrededor, despreocupados, sin un policía armado cada 10 metros. 'No saben la suerte que tienen de vivir así', nos dicen con la voz a punto de quebrarse.

Hemos dejado perder todos los trenes, en sentido físico y espiritual; quizás podamos aun tomar este. Unos pocos museos en el centro histórico, sencillos, muy visuales, centrados en un pasado cercano, no muy caros, que fortalezcan los lazos comunes de identidad, interesantes para los de fuera y para los que viven aquí, que integren y mejoren lo que ya hay. Y, quizás, 'una ciudad pensada para los niños', con especial dedicación al entretenimiento y a los recursos educativos de los pequeños. No sería mal lema para una ciudad.

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