Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Pulsión de cambio

Juanma Moreno va a ser, por cuestión de aritmética, depositario de los deseos de cambio de los andaluces

Sánchez y su política de apaciguamiento con Cataluña y los amigos que eligió para llegar a la Moncloa tuvieron algo que ver en el vuelco que se ha producido en Andalucía. Ignorarlo sería torpe. Pero atribuirle una importancia decisiva sería esconder la cabeza debajo del ala para eludir lo que, sin duda, ha sido la causa principal del descalabro socialista que va a propiciar que por primera vez en cuatro décadas haya en la Junta un presidente de un partido diferente al PSOE. El cansancio por las décadas de permanencia de los mismos en el poder y la falta de respuesta al malestar causado por el deterioro en los últimos años de los servicios públicos esenciales están en el origen de la salida de Susana Díaz. Todo lo demás es, hasta cierto punto, accesorio, incluido el banquillo de Chaves y Griñán. Susana Díaz, aunque presumía de estar en permanente contacto con la calle, no supo ver que en Andalucía esa pulsión de cambio llevaba tiempo fraguándose. De alguna forma, se podía leer en las encuestas que se publicaban, aunque no con la intensidad que finalmente se plasmó en las urnas. Díaz no pecó de ingenuidad porque no es ingenua, pero, como le pasó con las primarias de su partido, pensó que la realidad que tenía más cerca de ella era toda la realidad. Un error de los que se pagan.

Error que también podría cometer Juanma Moreno si no analiza con frialdad la diversidad de factores que lo van a llevar, con toda probabilidad, a ocupar el despacho principal de San Telmo. Entre ellos no está ni por asomo el entusiasmo de los andaluces por tenerlo a él de presidente. Ese entusiasmo es directamente proporcional a los resultados que obtuvo el Partido Popular en las elecciones del 2 de diciembre, que no fueron para tirar cohetes precisamente. Juanma Moreno es, por tanto, depositario por razones de aritmética parlamentaria de esa necesidad de cambio que los andaluces expresaron votando más a las opciones de derecha que a las de izquierda y quedándose en su casa en un número mucho más elevado que en ocasiones anteriores.

Este anhelo de cambio tras casi cuarenta años de monocultivo político pone muy altas las expectativas. La gente va exigir que se note pronto que las cosas ya no son como lo han sido durante décadas. Y ahí es donde se la va a jugar Juanma Moreno y los que lo acompañen en el Gobierno. Los primeros meses van a ser decisivos y no sería bueno para ellos que se refugiasen en la herencia recibida, por más que esa herencia sea tan voluminosa como en este caso.

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