República de las Letras

Un Rey republicano

Salir del esquema derecha-religión-monarquía es vital: a España le vendría bien un rey republicano

Ala espera del discurso de Nochebuena del rey, que promete ser muy interesante, se imponen unas reflexiones sobre lo sucedido recientemente con las cuentas de su padre, el rey emérito, y, por extensión ineludible, con la Monarquía Española. Y me he referido a las cuentas de su padre porque las cuestiones afectivas y morales de la persona no son de mi interés, pero sí los aspectos éticos de la conducta del personaje, que son los que han puesto a la Monarquía en la difícil situación en que ahora se encuentra.

El rey no tiene ya, en nuestro mundo, la veneración casi sacra y mitológica de que la derecha quiere revestirlo. El rey les sirve para encabezar su conservadurismo, pero no dudarían en renegar de él si le descubriesen excesivas inclinaciones sociales que se alejaran de la mera caridad cristiana. Monarquía y Religión Católica son para la derecha una sola estructura ideológica sobre la que armar la infraestructura política de mantenimiento de las distancias económicas entre las clases sociales y la impartición de una moral basada en el matrimonio heterosexual, la familia y la sacrosanta propiedad privada.

Sin embargo, dado el estado de la Monarquía tras conocerse las sorprendentes "aventuras" económico-fiscales del emérito, sólo la inteligencia de Felipe VI puede dar continuidad a la institución, por encima de cualquier montaje propagandístico gubernamental o de la derecha. Y lo más inteligente, a mi juicio, para el rey actual, sería evitar la controversia monarquía-república, que para nada está instalada en el debate público de la calle, manteniendo la equidistancia entre derecha e izquierda, cosa que hizo, y muy bien, Juan Carlos. Salir del esquema derecha-religión-monarquía es vital hoy para ésta última. La religión ya no cuenta socialmente, no es preocupación en absoluto para los españoles, sobre todo a la vista del papel que ha representado la Iglesia en la actual pandemia: ninguno. Y la derecha mantiene en España una deriva neofascista nada beneficiosa para el país ni para la Corona en el mundo moderno. El rey, por el contrario, debe acentuar su austeridad, la transparencia de sus cuentas, su mesura en lo público y lo privado, su neutralidad política, su independencia económica. Dedicarse a la representación del país y del Estado manteniendo una vida privada sencilla, casi, diría yo, pobre. Paradójicamente, a España le vendría bien un rey republicano.

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