Carta del Director/Luz de cobre

Soterramiento, que algo queda

Trato de aportar algo de luz a tanta declaración medida a la búsqueda de un titular, un tuit y o un comentario

Desconozco cual va a ser el final de la polémica del soterramiento de las vías del tren a su entrada a la ciudad. Albergo mínimas esperanzas de que se imponga la lógica y la coherencia cuando estamos a cuatro meses de las elecciones municipales y a diez de las generales. Me preocupa la imagen que aquellos que nos gobiernan están dando a la ciudadanía más interesados, una vez más, en rascar unos votos de aquí y otros de allá que del interés, del verdadero interés, de los que viven en la capital.

Me froto los ojos e intento desperezarme para tratar de hacer la digestión de una polémica que nunca debía traspasar los límites de los técnicos y que tendría que quedar resuelta con sólo levantar el teléfono entre las partes, Junta y Gobierno, Gobierno y Junta, y alejar de una vez por todas los nubarrones que siempre se ciernen sobre el peón más débil de la baraja.

Va a ser difícil que los ciudadanos de a pie, aquellos que cada mañana se levantan para ir a trabajar y arrimar el hombro por el crecimiento de su comunidad sean capaces de asimilar un conflicto de intereses tan vano y hueco que no debía caber en las alforjas de ninguno de aquellos que lo han provocado. No es mi intención culpar a nadie con mis comentarios.

No se trata de tomar partido por unos o por otros, de averiguar quien tiene la razón y quién nunca la va a tener. No es el objeto de este artículo. Busco y pretendo aportar un poco de luz y algo de sentido común a tanta sin razón, a tanta declaración medida en la búsqueda de un titular, un tuit o un comentario, en vez de trabajar con el menor ruido posible y a la búsqueda de resultados.

Ustedes creen que el ciudadano de la calle, el almeriense de a pie, conoce realmente a quien corresponde cada cosa, quién pone el dinero, de donde llega o cómo se gasta. Sinceramente no. Aquí, lo que todos buscamos es que el AVE que un día nos debe unir con Madrid llegue lo antes posible a una estación moderna, que las vías del tren dejen de partir la ciudad en dos y que viajar hasta o desde Almería no sea un suplicio temporal, un rascarse el bolsillo más de lo necesario, con precios justos y, lo que es más importante, situar a esta tierra de prosperidad y riqueza en el mapa.

Lo demás, todo lo demás, son zarandajas que estos y aquellos, aquellos y estos, se inventan, proponen y disponen, en la búsqueda de unos supuestos réditos políticos traducidos en votos que no van a llegar por ninguna parte. A estas alturas, y con las posaderas pelás, de años de reivindicación, los que buscamos viajar cómodos, sin rotos para el bolsillo y seguros, nos conformamos con que aquellos que nos gobiernan sean capaces de entender que lo importante no es la proyección mediática o el daño que infringes al (enemigo) político, sino la consecución de logros, a ser posible hoy antes que mañana. Que no es poco.

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