El medio y el ambiente

Ni carretera, ni desaladora

Casualidades de la vida, en la carretera empezaron a caer piedras cuando se hizo la nueva: ¿alrededor de 50 años?

La realidad es la que es: ni tenemos la carretera de Aguadulce, ni queremos tener la desaladora de la boca del río. La carretera de Aguadulce se hizo por 1933, más o menos. Me lo contó mi padre, pues ellos vivían al entrar a Aguadulce a mano derecha, frente al Barrio del Carmen. Además, en esa obra trabajó como picapedrero Paco, uno de sus hermanos mayores. La desaladora la he visto construir y lleva terminada unos quince años. No he tenido ocasión de constatar la fecha exacta, pero para lo que nos ocupa da igual.

La carretera "funcionaba muy bien" y, de hecho, de zagal he presenciado apuestas sobre carreras en la misma. Caso de no ser legal el tema, yo era un zagal y de eso hace muchos años: ha prescrito el posible delito vial. La carretera se quedó pequeña y la arreglaron. La desaladora ha estado casi sin funcionar desde que la terminaron. Un amigo me dijo que se diseñó para trabajar 24 horas al día, 360 días al año, dejando 5 en reposo para mantenimiento. Casualidades de la vida, en la carretera empezaron a caer piedras cuando se hizo la nueva: ¿alrededor de 50 años? Y en este tiempo no se cuántos Gobernadores Civiles "la han reparado". El actual ya lo ha hecho una vez y, parece ser, lo va a hacer otra vez. Digo parece ser, porque no se sabe mucho de la solución. Reconozco que "las cosas de palacio van despacio".

Por otra parte, expertos en aguas han salido en los papeles diciendo que la desaladora va a destruir no sé qué pantalla, porque va a romper no sé qué equilibrio con no sé qué pozos. ¡Ya!. Pero lo que nadie se ha preguntado es: ¿durante los 15 años, más o menos, que la desaladora no ha funcionado a pleno rendimiento, a la empresa se le ha compensado su lucro cesante? ¿había compromiso de comprar el agua que podía producir? Si se le ha abonado alguna cantidad ¿quién y por qué lo ha hecho? En estas líneas sólo he esbozado de las muchas circunstancias que ahogan esta Almería que muchos hemos visto crecer, cambiar, evolucionar, sufrir, alegrarse, padecer, mejorar en muchos aspectos y en otros no tanto, pero que no habíamos visto nunca languidecer de esta manera. De tanta vocación por el cine, se asemeja más a un decorado estático que a un ente dinámico. Y eso que ya es grave, no es lo peor. Lo peor es que no se sienten ideas, no hay optimismo, no se conocen cabezas pensantes. Lo peor que puede ocurrir en momentos como el actual, es que nadie se equivoque. Y eso es lo que está ocurriendo: nadie se equivoca porque nadie corre ese riesgo. ¡Vaya porvenir!

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