Graderío

Ramón Gómez-Vivancos García

El fútbol es una profesión (segunda parte)

LOS entrenadores, los jugadores, e incluso los directivos, van y vienen según sus intereses... Con esa frase finalizaba mi último artículo, hace justo una semana. Fue una involuntaria premonición, pero la teoría se hizo realidad y sirve de lección para que se enteren de una vez los más románticos de qué va esto. Por partes. Cuando hace unos días le comunicaron a Alfonso García que unos señores con muchos euros estaban en Almería dispuestos a comprar el club, como el que compra un Chupa Chups, el expresidente viajó de Marbella hacia Almería con más brío que el emoticono corredor del WhatsApp.

Bromas aparte, Alfonso García incumplió su palabra en torno a que cuando hubiese algo cerrado acerca de una posible venta del club, los primeros en enterarnos, por él mismo, seríamos los almerienses. Pero no, sus primeras palabras desde que saltó la noticia ya llegaron siendo un seguidor más, tras la firma en notaría. Alfonso, así no se hacen las cosas.

Dicho esto, la labor al frente de la UD Almería de aquel señor que siendo un posible comprador vi por primera vez en la tribuna del Estadio Juan Rojas, de pie, solo, con camisa negra y mirada perdida, quizá imaginando grandes gestas, ha pasado a los anales de la historia del fútbol almeriense. Su laboriosidad, su apuesta y su mesura tuvieron premio, que repercutió directamente en los sufridos seguidores rojiblancos, sobre todo en los más longevos, que nunca vivieron una etapa tan extensa como gloriosa. Igualar siquiera lo logrado va a ser complicado, por eso desde estas líneas quiero, como almeriense, reconocer y agradecer a Alfonso García lo vivido durante este periodo inolvidable. El postre tuvo un sabor amargo, la temporada pasada Alfonso jugó con fuego y no solo no se quemó, sino que salió reforzado gracias al entrenador en el que nunca confió. En la presente campaña de nuevo se presumía sufrimiento, con jugadores en su mayoría provenientes de Segunda B o sin éxito reciente, como los uruguayos. Casi en el descuento llegó la oportunidad, con la fortuna de que su gestión no se rodeó de grandes escándalos ni desmanes y los diferentes pretendientes siempre tuvieron la tentación de comprar las acciones de un dirigente que, como manifestó a Paco Gregorio hace una semana en declaraciones exclusivas a este rotativo, ya no tenía mono de fútbol . Gracias y que te vaya bien, Alfonso.

De la noche a la mañana Turki AlSheikh se vistió de mandatario rojiblanco y los temores de cientos de Bienvenido a Almería y suerte, porque será la nuestra, su excelencia Turki Al-Sheikh aficionados comenzaron a aflorar. Se juzga sin haber dado un mínimo margen de maniobra, partiendo del mismo o mayor escepticismo con el que se recibió a Alfonso. No, no me resigno a ejercer de almeriense receloso, sin amplias miras, sin ambición por miedo a las alturas. Quiero formar parte del grupo de almerienses positivos, esperanzados y soñadores. No porque sí, sino por un primer estudio, una primera conclusión. No ha llegado un loco millonario sin experiencia deportiva, sino alguien ducho en el mundo del fútbol , con excelentes contactos a nivel internacional y en la propia FIFA, a los que no querrá decepcionar bajo ningún concepto. Quería aterrizar en Europa y por suerte lo hizo en Almería . Considerémonos afortunados, pues su proyecto parece que va más allá del propio club, lo cual no deja de tener una cierta garantía. Si no le damos cariño de principio, puede que se pierda una gran oportunidad para la entidad y para la propia ciudad y provincia de Almería . De momento, nuestra capital ya resuena más allá de nuestras fronteras. ¿Por qué no puede la UDA correr la misma suerte que el Villarreal u otros equipos que, con menos población que Almería , han paseado su nombre o lo siguen haciendo por los mejores estadios de España y algunos de Europa, gracias al inversor de turno? ¿Nos tenemos que resignar a ser un equipo luchador y modesto, descubridor de figuras, que da la sorpresa de vez en cuando? Todo en la vida tiene su riesgo, su momento, y yo me apunto a él, no con los ojos cerrados, pero sí con la idea de que las oportunidades están ahí y de que algo bueno nos va a pasar.

Con respecto a la polémica deportiva, como reza el titular de este artículo, la profesión conlleva los movimientos que se han visto y se verán. Que Óscar Fernández haya dejado de ser técnico de la UDA no es ni justo ni injusto, es una consecuencia lógica de los vaivenes del deporte profesional. ¿Que ha sido de una forma, cuando menos, extraña? Pues sí, pero Turki Al-Sheikh no tiene por qué admitir a un entrenador que no conoce, ni fichó. Es como si alguien compra una casa y desea adquirir sus propios muebles, en vez de conformarse con los del anterior inquilino. Y es que Óscar Fernández hubiese tenido que actuar igual a la hora de comunicar a varios jugadores de su plantilla que no contaba con ellos y que debían buscarse equipo; esto es una cadena, es una profesión y Turki AlSheikh ha actuado correctamente, indemnización incluida. Así que menos mirar por los entrenadores, jugadores y directivos, que van y vienen a conveniencia, y más por la ciudad, por el club y por la afición, que es la que siempre estará ahí. Bienvenido a Almería y suerte, porque será la nuestra, su excelencia Turki Al-Sheikh.

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