La inexistencia de lo público

Todo lo que se mueve en el sector público está al servicio de intereses de particulares

Hay abundantes términos que, bien por su uso -oportunista e insistente- desde innumerables colectivos con diferentes intereses o por haber sido superados/traspasados por una facticidad de mutante rapidez, han terminado por no significar nada o, cuando menos, son incapaces de referirse a una realidad física verdadera, objetiva. Me refiero a vocablos como Democracia, Cultura, Izquierda (política), Público (sector de lo público) y otros. Pueden atesorar uno o varios significados, pero en todos los casos no remiten a nada real, a nada verdaderamente existente; su plano es exclusivamente teórico, de constructo intelectual que no se materializa en una realidad concreta. Cuando se habla -por ejemplo- del sector público, de "lo público", se entiende un concepto teórico que, a poco que hurguemos en la realidad o reflexionemos, no se refiere a nada concreto. O cuando menos, hay un gran trecho entre la teoría y la práctica. Teóricamente, "lo público" es un ente al servicio del bien común que, en cambio, está integrado y construido por individuos concretos con intereses particulares, más o menos legítimos, más o menos ambiciosos, más o menos egoístas. Sería una ingenuidad pensar que esos individuos, en la hoja de ruta que se han marcado para el discurrir de su vida e, incluso, en el desempeño de su función como trabajadores, van a anteponer el interés general de la comunidad humana a la que supuestamente sirven a sus intereses personales. Todos miran primero por lo suyo y por los suyos o más cercanos; es condición humana. Sólo con este argumento se desmonta la existencia de "lo público", al menos como candorosamente se define a priori. Luego, dependiendo de la comunidad humana, hay territorios con más o menos distancia entre el plano teórico y el real. En España, por ejemplo, basta mirar el desempeño de una gran parte del funcionariado y la vampirización sistemática que los grandes partidos políticos y sus grupos cercanos de poder -económicos y mediáticos- hacen de lo público para certificar la distancia abismal que nos separa de los inocentes constructos teóricos. Todo, absolutamente todo, lo que se mueve en el sector público está al servicio de intereses de particulares o de determinados grupos de poder; intereses más o menos inconfesables. Y los individuos debemos de ser plenamente conscientes de ello; estamos completamente solos y desasistidos, nadie se preocupa o trabaja por nosotros.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios