La izquierda ‘rave’

Los islamistas fanáticos odian todo lo que sea cultura occidental, que para ellos no es más que un catálogo satánico

Estos días se han difundido más filmaciones del asalto de los terroristas de Hamas al lugar donde se celebraba un concierto rave a favor de la paz. El lugar está a cinco kilómetros de la frontera de Gaza, pero los asistentes montaron las carpas y los escenarios de los DJs, y luego colocaron una enorme estatua de Buda que presidía el recinto. Y en esto, al amanecer, se empezaron a oír explosiones de cohetes. Y entonces empezó lo bueno. El resultado: 260 muertos y un número indeterminado de secuestrados. Las imágenes están ahí. Y cualquiera puede verlas (si se atreve, claro).

¿Por qué es importante recordar lo que pasó en la rave del desierto? Por una razón muy sencilla: porque la actitud con respecto al terrorismo islamista de nuestra izquierda cuqui de Sumar y Podemos –y también la del PSOE zombificado por el culto a la personalidad del caudillo Sánchez– es la misma que exhibieron esos pobres ilusos que acudieron a la rave en favor de la paz y que acabaron masacrados por unos terroristas barbudos que los consideraban poco más que un hatajo de putas y maricones y degenerados (uso su propio lenguaje, que conste). Hamas –y todos los islamistas radicales– no sólo odian a Israel y por eso se han propuesto expulsar a todos los judíos de Palestina. También odian todo lo que sea cultura occidental y democracia liberal, que para ellos no es más que un catálogo de depravaciones satánicas. Que le pregunten si no al escritor Salman Rushdie, al que condenaron a muerte por haber publicado ¡una novela de ficción! Y que les pregunten a los palestinos de Gaza que viven pisoteados por la teocracia de los fanáticos que cuelgan a los homosexuales y lapidan a las mujeres adúlteras. ¿Es tan difícil de entender? Pues parece que sí.

Y, por último, nuestra izquierda cuqui mantiene la misma actitud idiota con respecto a los independentistas catalanes y vascos. Por mucho que cedamos con una amnistía, por mucho que intentemos convencerlos de las ventajas de la convivencia, los independentistas odian a España y a todo lo que represente la idea de España. No hay argumentos racionales que se puedan usar con ellos. Lo único que quieren es crear su propio estado independiente (y de camino, llevarse todo el dinero público posible). Eso es todo. Y quien no quiera verlo es que es tan incauto como esos jóvenes de la fiesta rave en el desierto.

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