Utopías posibles

La izquierda reaccionaria

Lo que se esconde tras todos estos personajes son egos frustrados, comodidad y ansias de poder

Hoy hablaremos del facha, educativo (como es propio en esta columna), supuestamente de izquierdas. Es una figura muy extendida en nuestra sociedad, y también en la escuela. Hace años escuché a Javier Sardá (antes de dedicarse a amasar dinero) decir que el ser humano tiende a ser facha, da igual la ideología que tenga. Para no serlo, hay que levantarse cada mañana, mirarse al espejo y decir "hoy no voy a ser facha".

La primera modalidad es el Mesías de izquierdas. Es ese personaje que se autoproclama enviado de Dios en la tierra, que tiene un mensaje único que transmitir a la humanidad. Se considera a sí mismo "el camino, la verdad y la vida", y todo el que se aparta de sus esquemas, directamente es rechazado. Y no solo eso, es considerado su oponente. No admite crítica, discusión, diálogo, debate, ni tan siquiera la democracia, porque la palabra de Dios no puede ser cuestionada.

Como variante del Mesías de izquierdas, existe la figura del Mesías "cortijero". Es evidente que el Mesías necesita a sus discípulos, que difunden su mensaje y le guardan pleitesía. Los discípulos están ahí por puro interés, y siempre surge algún Judas, dispuesto a cuestionar al propio Dios. El Mesías también necesita su propio Monte de los Olivos (reuniones de claustro, aunque en ocasiones es la escuela entera), donde lanzar sus mensaje único y verdadero.

En el otro extremo, tenemos al Anticristo de izquierdas, ese ser nihilista (en el sentido de Schopenhauer), que se ha instalado en la crítica. La mayor parte de la izquierda comparte estas críticas. El problema es que solo hace crítica, constante, mordaz y despiadada. No construye. Es un ser absolutamente destructivo. Como al Mesías, le da igual pasarse por el forro las decisiones del Claustro, o que un proyecto sea beneficioso y transformador para la escuela. Hace tiempo que dejó de creer en la igualdad de oportunidades, la participación y la utopía.

Así las cosas, urge que la propia izquierda denuncie a estos fachas, tan nefastos para las escuelas. En realidad, lo que se esconde tras todos estos personajes son egos frustrados, comodidad y ansias de poder, que nada tienen que ver con la izquierda. El propio sistema debería tener estrategias para anularlos, pero solo nos queda a quienes estamos a pie de aula detectarlos y aislarlos. Como se dice popularmente: "cuídame, Dios, de mis amigos, que de mis enemigos ya me cuido yo".

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios