A dos metros

Ricardo Alba

Y ¡qué mal huele!, por favor

Lo del Partido Popular es como vestir de gala en una cochiquera, o pocilga como mejor venga

Un amigo muy cercano me pide que escriba acerca de la portentosa corrupción en la sala de máquinas del Partido Popular. La verdad, pensaba dejarlo para más adelante, cuando hubiera juicio y eso. Sin embargo, ante la posibilidad de vida microbiana o no tan diminuta, vaya usted a saber, en el planeta Venus; la sorprendente aparición de una pantera en un pueblo de Granada (continúa su búsqueda al redactar estas líneas); la cosa esta del Gobierno con su Memoria Histórica que, según parece es memoria democrática frágil, olvidadiza con los muertos de ahora como podría serlo con muchos de los de antes, porque todos hemos tenido muertos incluso en las dos cunetas; estos, digo, y tantos otros fenómenos, me dicen ¿por qué dejarlo y que te pillen antes de que acabe la fiesta? Pues sí, amigo mío, lo del Partido Popular es como vestir de gala en una cochiquera, o pocilga como mejor venga, es algo parecido a un desfile en la pasarela Génova con un look asqueroso de pringue hasta los codos o más arriba, es de confesionario sin absolución, pero con mucha penitencia, y es tristemente repugnante. A partir de este punto, amigo, pon todos los adjetivos despreciativos que te vengan a la cabeza, y no pidas que se vayan a casa. Aquí no se marcha nadie salvo si le pillan con el marrón. Es cosa sabida y demostrada. Prestamos máxima atención a la corrupción de los dineros, supongo que es por ser un acto de putrefacción provocadoramente incendiario, por la ordinariez asociada a meter mano en bolsillo ajeno y así de seguido, mientras, en el entre tanto, nos pasan de largo innumerables corrupciones con profundas influencias en nuestras vidas y no tan solo en el monedero. A mi humilde entender, no soy filósofo ni ensayista, bastante tenemos con ser lo que somos, los ciudadanos convivimos con la reciente pandemia del virus y la sempiterna epidemia de corrupción de allá, cuando la cuna de la democracia 78. Tráfico de influencias, asesores a dedo, abuso o mal uso del poder público en beneficio propio o del partido, mentiras y más mentiras, fraudes políticos, arreglos y componendas entre las tres zancas de la democracia, leyes a medida, bloqueo de Comisiones parlamentarias y puertas abiertas de investigación contra el oponente…, a qué seguir. De vuelta al caso corrupto del PP, como no van a devolver ni un euro, apliquemos el dicho 'el dinero presuntamente robado que se lo gasten en farmacia'.

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