Opinión

Gonzalo Hernández Guarch

El mundo que viene

Me comentaba un conocido que esto del coronavirus iba a cambiarlo todo. Se trata de un hombre que ha vivido mucho, con experiencia, alguien que observa el mundo con escepticismo y unas gotas de cinismo. -Mira, a partir de ahora - me de-cía - ¿Quién cogerá un avión para ir a China en viaje de placer en uno de esos enor-mes aviones que pueden llevar más de trescientas pasajeros en un trayecto que dura doce horas, haciendo un sinfín de colas para el equipaje, el control de pasaje, el em-barque, todo ello en fila uno tras otro, en el estrecho pasillo del aparato, confinados durante muchas horas con centenares de desconocidos? Te diré mi opinión: ¡Nadie! ¿Eso es un viaje de placer? ¡A mí no me compensa! ¡Dudo mucho que la gente quie-ra ir a China o al Perú, o a no sé sabe dónde! Como el meme ese que salió en whatsapp con el tío estornudando y disculpándose: ¡Peldón! ¡Pero si la gente se ob-servará con recelo hasta para ir a Madrid! ¿Y en barco? ¡Te imaginas en uno de esos gigantescos cruceros con otros tres mil desconocidos, más dos mil tripulantes pro-cedentes de todas partes del mundo! ¡Después de la experiencia de los que han esta-do semanas secuestrados! - decía escéptico el conocido - ¡A mí que no me busquen! ¡Con que uno solo estornude le va a quitar todo el romanticismo al crucero! ¡Pero eso no será lo peor! ¡Lo peor será el día a día, lo que hemos vivido con normalidad tantos años! ¡El mero hecho de meterse en un autobús lleno de no se sabe quien para viajar hasta Bilbao o Barcelona! ¡O legar a un hotel cualquiera, meterse en una cama en la que la noche anterior puede haber dormido un tipo desconocido con el virus, que ni siquiera sabe que lo padece, total para hacer dos horas de cola en el Louvre, o en el Moma, o en las quimbambas! ¡O ir a uno de esos hoteles de Cancún con todo incluido! ¿El corona virus también? Me decía antes de todo esto el jefe de cocina de uno de ellos que el principal problema era la tradicional maldición de Moctezuma, el problema que ya tenían con la higiene de los cocineros, ayudantes, pinches, limpiadoras, que demostraba lo extraordinariamente difícil que resultaba controlar la higiene personal. ¡Pero ahora con el coronavirus no estamos hablando de dos días de diarrea, a partir de ahora jugaremos con fuego! No es preciso ir tan lejos. ¡El solo hecho de ir al cine, al teatro, la ópera! ¡O asistir a un macro concierto de rock! ¡De esos que van cincuenta mil personas o más, dando saltos, gritando! ¡A ver quién va a ver a los ancianos Rolling Stones! ¡Todos ellos personas de alto ries-go! ¡Pero si da hasta cargo de conciencia! ¡Vas y sin saberlo te los cargas! ¡Imposible! ¡Prefiero verlos tranquilamente en 8K! ¿Y el metro en hora punta? ¡Dos horas dia-rias para ir desde uno cualquiera de los barrios periféricos de una gran ciudad al tra-bajo y volver! ¡Una tortura! ¡Esto, que no te quepa la menor duda, lo va a cambiar todo! ¡Todo! ¿No hablaban de la España vacía?,…pues te diré algo. Creo que mucha gente va a volver a los pequeños pueblos a reencontrarse con sus raíces, pero sobre todo a vivir con más sosiego. ¡Y si no, ya lo verás!

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