Crónica Personal

La radio de Juan Pablo

No puede sorprender la unanimidad de la consternación y el dolor que ha provocado la muerte de Colmenarejo

Era un grandísimo tipo y un grandísimo periodista que ha muerto al pie del cañón, dando clase a sus alumnos en la Universidad. Cayó fulminado y ha dejado a la profesión anonadada y dolorida. Porque se hacía querer por su humanidad, por su cercanía. Juan Pablo Colmenarejo descansará en paz después de una vida trepidante y siguiendo la información.

Hoy, seguro, habría empezado su programa de Onda Madrid -antes, muchos años en la Cope y en Onda Cero- con esos bombardeos de Rusia a Ucrania que nos han dejado a todos temblando. En segundo lugar de la lista de las prioridades del informativo estaría la crisis del PP, después de días en las que no sólo ocupaba el primer lugar de esa lista de prioridades, sino que parecía la única noticia que interesaba. Porque lo que ocurre en el PP, el Congreso extraordinario, el relevo en la cúpula, la unanimidad en torno a que sólo Feijóo puede ser el presidente, no sólo afecta a un partido, sino a toda España.

Feijóo provoca las mayores expectativas al decidirse a dar el salto a la política nacional. Una decisión difícil cuando tenías la vida resuelta en lo personal, lo político y lo económico. Juan Pablo lo habría explicado con datos porque, a pesar de su juventud (poco más de 50 años), era clásico en las formas: nada podía ser escrito, leído, contado, sin haber contrastado previamente que era veraz. Colmenarejo conocía muy bien la frontera entre información y análisis, y en la información no se podía dar un paso en falso.

Por eso era un periodista creíble, independiente y con cualidades personales que no siempre se viven pendientes de la información, conscientes de que esas horas de trabajo contra reloj se pueden quedar en nada si un acontecimiento último hace inservible lo que habían preparado. Juan Pablo además ponía todo su empeño en hacer equipo con su gente, desde la figura más destacada hasta el último de los técnicos, compañeros todos tuvieran las responsabilidades que tuvieran. A todos consideraba amigos, con todos compartía prisas, urgencias y anhelos.

Probablemente ayer habría pedido para su programa un experto en Rusia y en conflictos europeos, y estaría telefoneando a algún dirigente del PP para que le diera detalles de la reunión de los barones con Casado, cómo llegaron al acuerdo de prolongar su presidencia hasta el Congreso, a cambio de no presentar una candidatura contra Feijóo que rompería definitivamente el PP.

No puede sorprender la unanimidad de la consternación y el dolor que ha provocado su muerte: Colmenarejo era un grandísimo tipo, un grandísimo periodista.

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