A Son de Mar

INMACULADA URÁN /JAVIER FORNIELES

La selectividad en septiembre

Los alumnos que ahora mejoran la nota no pueden iniciar los estudios deseados y deben aguardar al próximo curso

La selectividad es un proceso complejo con muchas luces y sombras. Volveremos sobre este asunto en otro momento porque es una pieza clave dentro del sistema educativo. Pero ahora nos gustaría esbozar algunas indicaciones sobre lo que ocurre en septiembre. De entrada, las autoridades educativas deberían reflexionar sobre un punto importante. Los alumnos que ahora se examinan tendrán su nota y la posibilidad de elegir carrera cuando ya hayan empezado las clases. Se trata de algo absurdo, que se convierte en un disparate cuando pensamos que son alumnos de primero y que van a empezar los estudios universitarios. Si hay unos estudiantes que necesitan acudir a esas primeras clases para recibir orientaciones y familiarizarse con sus nuevos centros, son precisamente ellos. Nos parece bien que el resto de cursos se inicie a mediados de septiembre; pero los grados que ofrecen plazas en septiembre deberían retrasar el comienzo del primer curso. El calendario deja margen para recuperar esas clases y resulta obligado por un mínimo de respeto hacia sus alumnos.

Otra cuestión. En septiembre se presentan muchos alumnos que no aprobaron en junio. Pero cada vez con más frecuencia se presenta también otro tipo de estudiantes. Se trata de aquellos que no obtuvieron la nota necesaria para acceder a los grados que querían. La verdad es que estos alumnos tienen nuestro respeto: saben sobreponerse a un contratiempo, muestran una vocación decidida y han sido capaces de resistir las tentaciones del verano.

Con todo, los alumnos que ahora mejoran la nota no pueden iniciar los estudios deseados y deben aguardar al próximo curso. Ojalá no lo vean como un drama: a nadie le importa si uno acaba derecho o medicina con 23 o con 24 años. Si sabemos lo que queremos, es peor cursar una carrera que no te convence simplemente por no salirnos del camino habitual.

Nos gustaría recordar que en otros países, de forma voluntaria, los propios estudiantes deciden darse un respiro, salir y aprender, por ejemplo, idiomas. Esto, si se hace bien, no es perder un año; es realizar la mejor inversión de tu vida. Y si decidimos, en cambio, iniciar este año algunos estudios universitarios, conviene valorar la posibilidad de escoger algún grado que guarde relación con la carrera que nos interese y que nos vaya facilitando los conocimientos necesarios para los estudios que elijamos el próximo año.

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