Acabar con una brecha para mejorar el mundo

La desigualdad salarial entre hombres y mujeres es un problema que incide en algo tan necesario como la conciliación familiar

El pasado sábado fue el Día Europeo de la Igualdad Salarial entre Hombres y Mujeres, una fecha que ha servido para poner de manifiesto que todavía queda mucho trabajo por hacer ante las evidentes diferencias que existen en la materia. Los datos oficiales de la Comisión Europea así lo demuestran y, en el caso de España, la brecha salarial entre hombres y mujeres era el año pasado del 14,2%, el triple que en Italia, Rumanía o Luxemburgo, lo que equivaldría a decir que las trabajadoras españolas van gratis a sus centros de empleo desde el 10 de noviembre hasta final de año. Según los sindicatos, ese porcentaje puede ser incluso mayor, por lo que parece bastante claro que este problema sigue siendo una de las asignaturas pendientes en el mercado laboral. Siendo más concretos, un informe de Comisiones Obreras en Andalucía cifró en 3.853 euros la brecha salarial media en Andalucía, que en sectores como el financiero puede llegar a alcanzar los 12.572 euros; es decir, un 23,2% de diferencia. La nueva consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, Rocío Ruiz, ha reconocido que la brecha salarial sigue siendo "un problema muy grave", al tiempo que ha criticado que desde la Ley de Igualdad de Género que fue aprobada en Andalucía en 2007 no se ha avanzado nada en los planes de igualdad en empresas y en las distintas consejerías, a excepción de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural y en Educación. Pero de nada sirve hoy lamentarse de ello y mucho menos utilizar este problema como arma arrojadiza entre partidos políticos. Lo que hay que hacer es avanzar en esos planes de igualdad de manera efectiva, desde la Administración pública a la empresa privada, para que esas diferencias se vayan recortando en una sociedad que debe ser cada vez más consciente de ese problema y en la que la incorporación de la mujer al mercado laboral no sufra agravios comparativos. Y es que detrás de todo ello está un asunto de una gran importancia como es la conciliación de la vida familiar y laboral, un objetivo que es imposible de alcanzar si no se consigue esa plena igualdad en los salarios y en el desempeño de puestos de trabajo de responsabilidad, donde también existe una gran distancia entre hombres y mujeres. No olvidemos que Naciones Unidas ha asegurado que si las mujeres pudieran participar en la economía en igualdad de condiciones con los hombres, el PIB mundial podría aumentar un 26%. Los días internacionales no resuelven en sí mismos los problemas que existen en el mundo, pero sirven para visibilizar e informar de situaciones que hay que corregir y el de la igualdad salarial no es una cuestión de siglas, sino de toda la sociedad.

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