El momento de renovar el espíritu del 28-F

Renovar el espíritu del 28-F significa que Andalucía aspire a ser una de las regiones más pujantes del conjunto de España

Andalucía celebra hoy su primer 28-F en el que el PSOE no está en el poder. Así lo quisieron los andaluces, que en las pasadas elecciones autonómicas del 2 de diciembre dieron mayoría parlamentaria a las fuerzas que se habían comprometido a desalojar al PSOE de la Presidencia de la Junta, sillón en el que llevaba casi cuarenta años. Andalucía tiene ahora un nuevo Gobierno que se ha comprometido a iniciar un giro radical en la forma de gestionar a Andalucía. Este cambio es más que necesario para sacar a nuestra comunidad autónoma de ciertas inercias que estaban agrandando la brecha socioeconómica que la separa de las regiones más desarrolladas de España y Europa. El autonomismo andaluz no surgió de un profundo sentimiento identitario, organizado en torno a una lengua y una historia -como sí lo fueron los nacionalismos vasco y catalán-, sino más bien de un movimiento que buscaba acabar con la injusticia social y el subdesarrollo que sufría nuestra tierra desde que, en el siglo XIX, perdiese el tren de la industrialización y, la que fuese una de las tierras más ricas del país, principalmente debido a la riqueza agrícola del Valle del Guadalquivir, se convirtiese en un territorio atrasado en comparación con otros del norte y el centro. La gran aspiración del 28-F, por tanto, no era la búsqueda de una identidad cultural, sino la consecución de una emancipación socioeconómica que sólo se ha logrado parcialmente. Sería injusto no reconocer a los gobiernos andaluces del PSOE los muchos avances que se han hecho en la igualdad y en la protección social de los andaluces, gracias a la cual se ha acabado con las "masas de desheredados" -así se les llamaba antes-, pero también es cierto que, tras casi cuarenta años de autonomía, Andalucía sigue siendo sinónimo de región atrasada, incapaz de aprovechar sus muchas riquezas humanas y naturales. Es ahí donde el llamado Gobierno del cambio tiene la oportunidad (y la obligación) de renovar lo que podríamos llamar el espíritu del 28-F. Es decir, necesitamos que Andalucía aspire de nuevo a ser una de las regiones más pujantes del conjunto de España.

Todo esto no se podrá conseguir mermando el autogobierno andaluz, como aspiran algunos de los apoyos del actual Gobierno, sino consolidando nuestras instituciones autonómicas. Tanto PP como Cs, los partidos del Ejecutivo, se han comprometido a ello. Hace ya cuatro décadas Andalucía adoptó el lema de "por sí, para España y la Humanidad". Hoy sigue estando plenamente vigente.

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