Tribuna

Miguel Cazorla gARRIDO

Portavoz de Cs en el Ayuntamiento de Almería

Almería, ejemplo frente al enemigo invisible

Creo que es momento de sumar y aunar esfuerzos, y aunque somos conscientes de los errores, en estos momentos hay que dejar de lado las confrontaciones

Almería, ejemplo frente al enemigo invisible Almería, ejemplo frente al enemigo invisible

Almería, ejemplo frente al enemigo invisible

Y VAN trece días de clausura, trece días de restricción de la libertad de movimiento, tiempo de meditación y de incomprensión para pequeños y mayores, días en los que nuestra movilidad y derechos más cotidianos se han visto reducidos al escaso dominio de cuatro paredes y unas contadas salidas para adquirir víveres, pasear al perro o ir al trabajo, en caso de que no haya opción al teletrabajo; días que, en algunos casos, se han convertido en una convivencia familiar anticipada a las vacaciones, y como buenos andaluces, sabemos sacarle el toque de humor y con ganas de compartir tiempo con pequeños y con no tan pequeños. Pero como pasa en vacaciones, conforme van pasando los días, esta magia de novedad va decayendo y convirtiéndose en ansiedad, que a su vez genera roces y desencuentros propios de un rechazo a una situación que, a pesar de comprenderla, no aceptamos.

Pero claro; si esto nos ocurre a nosotros, que estamos en el día a día con las redes sociales, cómo se lo explicas a un niño, a un adolescente o universitario, que ha cambiado sus hábitos cotidianos para recibir clases a través de un ordenador, y sacrificando lo más importante para ellos, las relaciones y el contacto directo con sus amigos y compañeros, limitándose sólo a una vídeollamada, algo que los primeros días era divertido por la novedad, pero que puede comenzar a ser aburrido y repetitivo.

Situación más dramática es la de nuestros mayores, nuestros abuelos, a los que tanto les debemos y que, después de sacrificar tanto por nosotros, llevan muchos días sin poder abrazarnos, sin poder dar un beso o recibir una caricia de sus nietos o de sus hijos. Ellos tienen más paciencia que los menores, claro está, pero también tienen la vivencia de una posguerra, y la actual situación de alerta les atormenta y les hace revivir recuerdos muy negativos. A ellos no les inquieta especialmente el temor a la partida por ser población de riesgo. No; lo que más les atormenta es la incertidumbre de nuestro futuro. Pero entre tanto, a todos nos une un sentimiento de solidaridad y de ayuda colectiva que nos anima a cumplir con el #YoMeQuedoEnCasa como colaboración directa a evitar contagios, especialmente a la población de riesgo. Es verdad que resulta muy gratificante sentirte cercano a los que más lo necesitan, ayudando de manera directa, simplemente saliendo a llevarle la compra o las medicinas de la farmacia a esas personas mayores e impedidas que no pueden ir, o simplemente, y siempre con todas las precauciones debidas, ofreciéndonos por si necesitan algo. ¡Con qué poquito se puede dar tanto! ¡Qué bonito es hacerles saber que siempre hay alguien ahí! ¡Es tan hermoso sentirse útil en las adversidades!

Demasiadas son las veces que me invade una enorme intranquilidad al pensar si, realmente, pudiéramos estar haciendo algo más de lo que estamos haciendo ya en las distintas esferas para poder acabar con esta situación provocada por el virus infernal. Creo que es momento de sumar y aunar esfuerzos, y aunque casi todos somos conscientes de los errores cometidos, en estos momentos hay que dejar a un lado las confrontaciones políticas y aportar cada uno lo mejor de nosotros mismos; por ello, desde el Comité de Seguimiento de Crisis Sanitaria sugerí, la semana pasada, la necesidad urgente de no incurrir en el grave error que ha llevado a Italia a la situación tan triste de miles de contagios con final muy desagradable: hay que sacar de las casas a los contagiados leves y aislarlos del resto de sus familias, habilitando hoteles y

pabellones, y hacer los test al mínimo indicio, empezando por los sanitarios, y llegando después a toda la población.

Almería ha sabido responder con un sentido de la responsabilidad que emociona, con un sentido del deber y solidaridad que pone un nudo en la garganta cada día, cuando salimos a los balcones y ventanas a dar un aplauso generalizado a nuestro héroes, los sanitarios, las fuerzas y cuerpos de seguridad, bomberos, protección civil, ejército, y a todos los que trabajan en la cadena alimentaria para abastecimiento de la población. Por todo ello, mi aplauso adicional de cada día a las 20.00 horas, acompañado del 'Resistiré' del Dúo Dinámico, es para todos y cada uno de los almerienses. Es para ti, Almería. Gracias a todos. Mucho ánimo y fuerza a los que sufrís por las múltiples cuestiones que acarrea una pandemia global; de esto vamos a salir reforzados, sin duda.

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