Tribuna

Adolfo González Montes

Obispo de Almería

Navidad, paz cercanía y amor a Dios

Es imposible secularizar la Navidad, porque es imposible silenciar el mensaje de paz que viene de Dios mientras haya cristianos que lo proclaman y lo dan a conocer

Navidad, paz cercanía y amor a Dios Navidad, paz cercanía y amor a Dios

Navidad, paz cercanía y amor a Dios

La Navidad crea un clima de particular cercanía en quienes tenemos fe en el nacimiento del Hijo de Dios en nuestra carne. Por la fe hemos conocido que el nacimiento de Jesucristo nos ha hecho cercano a Dios, para que podamos contemplarlo en el desvalimiento de un niño acostado en el pesebre de Belén, donde empezó a recorrer el camino de todos los humanos.

Esto hace que también nosotros nos sintamos más cercanos unos a los otros. El portal de Belén rompe nuestra indiferencia ante los demás. Acoger el mensaje de este portal nos hace más tolerantes y caldea nuestro corazón, que abre sus puertas para dejar entrar a cuantos llaman a ellas.

Las Navidad nos hace mejores, porque nos hace más humanos, y logra que ningún dolor humano nos sea indiferente. Por esto, yo quisiera esta noche santa, al entrar en vuestros hogares, recordaros que Dios nos ha amado sin medida y que el Niño que nos ha nacido es nuestro Redentor y el verdadero Príncipe de la Paz.

Nos trae la paz que viene de Dios, la paz que apacigua la inquietud del corazón, porque no es producto de nuestros armisticios, que no suelen ser otra cosa que un acuerdo sobre los intereses que pretendemos salvaguardar. Jesús ha venido a traernos la paz que el mundo no puede darnos: la paz que se fundamenta en la misericordia y benevolencia de Dios con nosotros. Jesús ha venido a lograr de nosotros un impulso de amor hacia el prójimo que no tiene retorno, porque es amor sin medida: el amor que dimana del corazón de Dios y se hace solidaridad con los pobres y necesitados.

Jesús trae el amor de Dios que fortalece el amor de los esposos, la unidad de las familias y la reconciliación entre todos cuantos le reciben. Nace en Belén para darnos a Dios y convertirnos en hermanos. Por eso la Navidad es siempre un tiempo de perdón y de paz, que nos orienta a un futuro mejor. Este futuro se hará realidad cuando acojamos a los desterrados y a los que carecen de hogar, a los alejados y a cuantos piden de nosotros ayuda para vivir y ser mejores.

Es imposible secularizar la Navidad, porque es imposible silenciar el mensaje de paz que viene de Dios mientras haya cristianos que lo proclaman y lo dan a conocer. Os invito, queridos diocesanos a manteneros firmes en la fe, para pregonar el mensaje de la Navidad, para dar a conocer que en el Niño de Belén es Dios mismo quien sale a nuestro encuentro. No cerremos las puertas de nuestro corazón a su llegada.

Queridos diocesanos, con esta fe y este gozo de quien sabe que es Dios quien viene a nosotros, os deseo una feliz Navidad, unos días para cada familia llenos de gozo y paz. Os deseo unas celebraciones vividas con espíritu de fe en las comunidades parroquiales y en las comunidades de vida consagrada.

Felicito de corazón a todos los cristianos de confesión ortodoxa y evangélica. Una felicitación que hago extensiva a cuantos acogen este mensaje con benevolencia. Tengo muy presentes a los cristianos orientales perseguidos e injustamente tratados en su propia tierra de origen por causa de su religión cristiana.

Deseo que esta felicitación llegue con especial cariño a los niños y ancianos, a los enfermos y a cuantos carecen de hogar y buscan una vida mejor lejos de sus lugares de nacimiento.

A todos os deseo una feliz y santa Navidad y las bendiciones de Dios para el nuevo año.

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