Tribuna

Javier Pery Paredes

Almirante retirado

Seguridad global y Defensa cercana

Hoy resulta insuficiente estudiar el potencial de las fuerzas armadas del adversario para definir la capacidad militar que requiere una Defensa nacional

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Seguridad global y Defensa cercana

La Cumbre de la Alianza Atlántica aprobará el próximo año un renovado Concepto Estratégico, una guía para orientar la acción de futuro de los aliados. La circunstancia invita a pensar en cómo despejar la incertidumbre provocada por los resultados de las últimas operaciones aliadas en Afganistán y las otras tantas cuestionables misiones de adiestramiento de los socios europeos en Mali o Somalia. Todo, sobre un telón de fondo donde China y Estados Unidos compiten por la preminencia en el comercio global que, hoy por hoy, es como hacerlo por el poder mundial.

En este contexto, parece repetirse el escenario de bloques donde las grandes potencias, sin ser antagonistas ideológicos como en la Guerra Fría, optan por alianzas estratégicas para reforzar sus posiciones globales. El caso de Australia y el Reino Unido de la Gran Bretaña con el acuerdo tripartito que firmaron con Estados Unidos hace pocas semanas es una muestra de ello.

Al mismo tiempo, en el mundo desarrollado, salvo Rusia, aparece el tercer grupo de naciones, los "aún-no-alineados", enmarañados en una confusa definición de intereses y vinculados por múltiples organizaciones, asociaciones, uniones y alianzas que, en el caso de los europeos, les hace mantener un difícil equilibrio, especialmente en lo que a la Defensa se refiere. Mientras se mira a la capacidad militar de Estados Unidos como garante de la seguridad europea, se abren mercados y puertos europeos a la expansión comercial de China. Una salvedad: Francia, con su capacidad de disuasión nuclear, juega aparte: ni acepta dependencia militar estadounidense, ni permite invasión comercial china.

Félix Arteaga, analista del Real Instituto Elcano, al tratar sobre un Nuevo Concepto Estratégico de la Alianza Atlántica, escribió que: "Para ser creíble, un concepto estratégico debe partir de una percepción compartida del entorno estratégico y de la identificación, también compartida, de las amenazas y riesgos que puedan afectar a los intereses comunes de los aliados". Bajo estas premisas, la alianza de Australia-Reino Unido-Estados Unidos refuerza esa idea. Por el contrario, el despliegue de unidades militares en la antigua Yugoslavia, Kosovo o Afganistán, que sirvieron para, desaparecida la amenaza soviética, justificar una acción común, estuvo vacío de una visión estratégica compartida. Algo que puso al descubierto los muy distintos intereses nacionales y la muy diversa percepción de la proximidad de las amenazas, terrorista y yihadista, o los riesgos derivados de la inestabilidad social de estados fallidos en el entorno geográfico próximo. En síntesis: unanimidad para operar lejos, pero desacuerdo para actuar cerca.

Algo similar ocurrió con las misiones de adiestramiento de la Unión Europea en Mali o Somalia. Miles de soldados malienses o somalíes pasaron por centros de adiestramiento de la Unión Europea, sin que se conozca su eficacia. La inexistencia de una estrategia común sobre su función en la sociedad hizo que nunca formaran unas fuerzas armadas al servicio de un Estado, todo lo más tropas a merced de distintos bandos.

Ambas organizaciones, OTAN y UE, apostaron por ampliar su radio de acción más allá del entorno geográfico de sus tratados, las "operaciones fuera de área", pero se olvidaron de compartir amenazas y riesgos en el entorno inmediato y asumir la asimetría en los conflictos armados. Hoy resulta insuficiente estudiar el potencial de las fuerzas armadas del adversario para definir la capacidad militar que requiere una Defensa nacional, eso que el léxico militar se denomina "Orden de Batalla". Hay que partir de la premisa de que el objetivo del enemigo es la sociedad al completo y el modo de vida que representa. Para ello utilizará cualquier cosa que esté en su mano.

La tendencia general en el mundo desarrollado por todo lo nuevo y la predisposición de los posibles adversarios por mantener pasadas formas de combatir aumentan el desequilibrio entre posibles contendientes. Basta con imaginar a un soldado occidental "totalmente pertrechado" frente a un talibán "escasamente provisto con un fusil" enfundado en un sencillo "salwar kameez". Así que, ante la definición de nuevos conceptos estratégicos, vendría al caso hacer un análisis de lo que pasa en nuestro entorno regional, sin desechar de antemano ninguna capacidad militar por muy obsoleta que se presente ante nuestros ojos, porque hoy todo sirve para combatir y vencer.

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