Tribuna

José María Martínez de Haro

Escritor y periodista

El enigma Zapatero

El enigma Zapatero El enigma Zapatero

El enigma Zapatero

Por unas u otras razones el Gobierno de España se ha metido en un gran "carajal" con las relaciones con el Gobierno de Venezuela . Las precipitadas decisiones del Gobierno de España respecto a la visita de Juan Guaidó y en las mismas fechas la presencia ¿clandestina? de la Vicepresidenta del Gobierno de Nicolás Maduro en el aeropuerto de Barajas de Madrid no ha hecho sino aumentar el nivel de desconcierto que acompaña a los actos de naturaleza "progresista" del tándem Iglesias/Sánchez, en ese orden. Ni la presencia en Barajas del Ministro de Fomento, ni las torpes declaraciones al respecto han aclarado nada de lo que realmente importa a los españoles; ¿Cuál es la posición y la política exterior de España respecto a la dictadura de Maduro? ¿Tiene Juan Guaidó pleno reconocimiento tal como afirmó Pedro Sánchez de manera institucional al reconocerlo como Presidente Encargado de Venezuela? .Los asuntos de Venezuela interesan mucho en España y la frase de la Vicepresidenta Carmen Calvo afirmando que "el asunto de Venezuela no interesa a los españoles" es una falacia. Por tantas razones interesa que incluso interesa en su pueblo natal, Cabra (Córdoba), sensible a las desgracias que actualmente afectan a millones de ciudadanos de esta nación generosa y hermana que acogió a decenas de miles de andaluces en los años de la emigración, también llegaban de Cabra.

En este escenario de falsedades y triquiñuelas propias de un país poco evolucionado políticamente, las noticias sobre los viajes de José Luis Rodríguez Zapatero a Venezuela se suceden sin pausa. Treinta y nueve veces ha visitado Rodríguez Zapatero aquella dictadura en aviones oficiales de aquel gobierno y con medios y facilidades de la tiranía chavista. En el Palacio de Miraflores de Caracas Zapatero es recibido con abrazos de Nicolás Maduro, con besos apretados de Delcy Rodriguez, con aplausos del gobierno en pleno y con el repudio de toda la oposición que le niega cualquier condición de mediador, sencillamente no le quieren allí.

Y lo declaran persona no grata en Venezuela, y lo descalifican en EE UU y en Europa todos los dirigentes enfrentados a la dictadura de Nicolás Maduro. Incluso en España donde todos los partidos de la oposición no entienden la figura de Rodríguez Zapatero en Venezuela, no le aceptan ningún rango oficial que represente al Reino de España excepto el Gobierno de Iglesias/Sánchez que ante el último escándalo con Delcy Rodriguez en Barajas, con la sombra de Zapatero como promotor del viaje, y días más tarde en Caracas abrazada a Zapatero, ha enviado a los medios informativos una tibia nota sobre la relación de Zapatero con el Gobierno de España, nota que aclara poco por la falta de rotundidad, más aún cuando las maniobras de Rodríguez Zapatero en Venezuela causan inquietud en la opinión pública española.

Llega a tal punto el grado de compromiso de Zapatero con el Régimen dictatorial de Maduro que públicamente ha llegado a descalificar a Felipe González en sus declaraciones sobre la dictadura de Venezuela. Y es tal su nivel de irresponsabilidad y descaro que le importa muy poco que el nombre de España esté bajo sospechas en EE UU y en la UE y en ciudadanos españoles que se esfuerzan en la ayuda efectiva hacia la democracia de aquel país. Si Zapatero se empeña en creerse Henry Kissinguer o un apóstol de la Paz tal que Nelson Mandela es que el grado de necedad aumenta exponencialmente por atraganto de bananas.

Para decir lo que muchos piensan de este ex Presidente especializado en regímenes totalitarios baste leer artículos de opinión y titulares de los principales diarios nacionales, aquí en España y la prensa libre en Venezuela. Nadie ha invitado a Rodríguez Zapatero a meter sus narices en asuntos de tanto relieve, ni tiene preparación, ni profesionalidad, ni prestigio internacional, ni demasiado afecto para tales fines. Pero por esos oscuros vericuetos del destino fue presidente de este país por aquello de la tragedia terrorista de la Estación de Atocha. Tras perder las elecciones por su mostrada ineficacia supo astutamente buscarse amparo en sueldos pingues de los Presupuestos Generales el Estado porque en la empresa privada no le ofrecieron nada dado que se exigen ciertos niveles de competencia que obviamente Rodríguez Zapatero no ha mostrado jamás.

Llegados aquí cabe entonces preguntarse por el "Enigma Zapatero" como se le califica en Venezuela. Y algún enigma entraña su presencia y su figura comprometida en asuntos públicos como es lo que ocurre en Venezuela para desgracia de millones de venezolanos que sufren aquel horror o son obligados a la emigración. La hambruna y carencias elementales para la subsistencia, la desatención en servicios primarios, en hospitales y farmacias, el desabastecimiento en supermercados y las oleadas de crímenes de naturaleza política reconocidos por organizaciones internacionales y asimismo de la delincuencia organizada e impune, hacen de aquel país un escenario perfecto del horror y la desolación. En aquel escenario Zapatero se mueve a sus anchas como avispa en un panal de rica miel, entre sonrisas, abrazos y besos. Con el desmedido esfuerzo del ex presidente español a favor del régimen dictatorial Venezuela continúa su calvario y el grado de persecución y encarcelamiento a los líderes de la oposición es ya escándalo en las democracias del mundo.

Siguiendo los clásicos; para desentrañar algunos enigmas se recomienda "seguir el rastro del dinero". El dinero huele a distancia, y de momento algunos flecos están ya al descubierto aquí en España. Treinta y cinco millones de dólares cuyo destino se difuminó en paraísos fiscales que investiga la Policía y que ahora interesa a la Justicia española. Nombres de relieve político que viajaron a Venezuela, aquel embajador nombrado por Zapatero, maletas que al parecer desparecieron en el aeropuerto de Barajas. Otras maniobras con metales preciosos aún soterrados en los oscuros intereses de un régimen corrupto y cruento.

Sobre esta ciénaga de corrupción se mueve Rodríguez Zapatero con su sonrisa azul, embajador de sí mismo y de Maduro. Se anuncian episodios aún no desvelados que nos helarán la sangre de indignación y puede que entonces se descubra el enigma.

Felipe González y tantos otros socialistas de prestigio tendrán la conciencia tranquila y puede que un día no tan lejano Venezuela vuelva a la democracia y Zapatero será una anécdota de la indignidad con un cartel a la espalda.

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