Tribuna

Javier Soriano

Coronel de Infantería DEM (R)

La noche de Goes

A los protestantes aniquilados por nuestras fuerzas, hubo que añadir los ahogados al intentar huir hacia sus barcos y los heridos que pudieron escapar de los nuestros, pero no a la gravedad de sus heridas

La noche de Goes La noche de Goes

La noche de Goes

Agradezco públicamente a mi compañero de Arma el Coronel Crespo Francés, por su labor de difusión durante estos años de hechos y personajes de nuestra historia olvidados. Uno de estos hechos, del que se cumplirá este mes de octubre los 450 años, es el socorro a la ciudad de Goes, en Flandes, en el marco de la guerra de los 80 años, sitiada por fuerzas protestantes.

En esta localidad, una compañía de españoles y un puñado de soldados valones, sumando un total de 175 hombres, al mando del Capitán Isidro Pacheco, resistía desde agosto de 1572 el ataque de los rebeldes protestantes flamencos y franceses, con el apoyo de anglicanos ingleses y escoceses, en número de unos 7.000 efectivos. Al no recibir orden alguna de abandonar la localidad, el Capitán Pacheco resistía aferrado al terreno que pisaba. Goes es una localidad situada en la desembocadura del rio Escalda, en el norte de la cercana isla de Zuid-Beveland. Desde ese mes de agosto, la flota rebelde protestante bloqueó la desembocadura de este rio y sus fuerzas terrestres cercaron esta localidad con el objetivo de tomarla y aniquilar a nuestra guarnición, que esperaba el socorro del Duque de Alba, quien dio la orden al Maestre de Campo Sancho Dávila de romper el sitio y liberar la localidad. Una orden que parecía imposible de cumplirse al estar cortado el acceso por mar por la flota protestante y rodeada la isla de Zuid-Beveland por las aguas del océano y del rio Escalda. Pero como ha ocurrido en otros momentos en nuestra historia, uno de sus Capitanes, Cristóbal de Mondragón, tuvo la idea de atravesar las aguas a pie ante el conocimiento de la existencia de un vado de unos 17 kms en el que durante la marea baja dejaba una lengua de arena que permitía el paso con el agua por el pecho.

El 20 de octubre, una fuerza de 2500 piqueros y arcabuceros españoles más 500 valones y alemanes, al mando del propio Capitán Mondragón, inició la marcha para cumplir la misión, alcanzando al anochecer la playa ante el brazo oriental del Escalda, para una vez frente a la vasta negrura del mar, adentrarse en las gélidas aguas, sintiendo subir poco a poco la marea a medida que avanzaban. Así vadearon los 17 Kms de mar, alcanzando con las primeras luces del amanecer del día 21 de octubre la isla de Zuid-Beveland en un punto a unos 20 Kms de Goes, con la pérdida de tan solo 9 soldados ahogados. Prosiguiendo la marcha, sorprendieron a los protestantes que no podían imaginarse la que se les venía encima. Los 3000 efectivos del Capitán Mondragón, hicieron una escabechina en las fuerzas enemigas, que fue mayor al unirse a este ataque la guarnición de Goes, que efectuó una salida con parte de su fuerza, dispuesta a vengarse por el sufrimiento padecido durante los dos meses de sitio. A los protestantes aniquilados por nuestras fuerzas, hubo que añadir los ahogados al intentar huir hacia sus barcos y los heridos que pudieron escapar de los nuestros, pero no a la gravedad de sus heridas. Tirando por lo bajo, las pérdidas protestantes pudieron ascender a unos mil hombres, además de toda la artillería de sitio, las armas, municiones, tiendas y demás material que quedó en el campo. De este hecho glorioso se hizo eco el militar, diplomático y escritor Bernardino de Mendoza (1540-1604) en su obra "Comentario de lo sucedido en los Países Bajos desde el año 1567 hasta el de 1577", donde dejó escrito "…que esta nación, con escuadrón formado del modo que se pudo, vadeó el mar océano desde tierra firme a las Islas de Zeelanda, de noche y con frío, por distancia de dos leguas, con agua a los pechos, a la garganta y a ratos más arriba, por donde algunos se anegaron en ella; y llegados de la otra parte, hambrientos, desnudos, mojados, tiritando de frío, cansados y pocos, cerraron con los enemigos, que eran muchos más en número y estaban hartos, armados y descansados y atrincherados, y los hicieron huir a espaldas vueltas".

Transcurridos 450 años de la noche de Goes, es seguro que no hay holandés en esa localidad que no haya oído hablar de lo que fue capaz en el siglo XVI un Capitán español al frente de su Unidad para atravesar a pie, con la marea baja, en la oscuridad de la noche, 17 kms de mar, con fuertes corrientes, impedimenta a cuestas, para socorrer a un puñado de compatriotas sitiados y condenados a una muerte segura. Hazañas como esta no pueden quedar eclipsadas ni olvidadas por culpa de una concepción ideológica de la historia.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios