Alpujarra

El icónico y centenario olmo de Terque se muere

  • El Ayuntamiento ha contactado con varios especialistas para intentar aplicar los cuidados necesarios y frenar la degradación que padece

Operarios municipales realizan todos los años trabajos de cuidado a este olmo centenario.

Operarios municipales realizan todos los años trabajos de cuidado a este olmo centenario. / (Terque)

En Terque, como en muchas plazas de España, los olmos se plantaron con el objetivo de ofrecer sombra a todas las actividades que allí se daban. Bajo su sombra se reunían los vecinos, los adultos para descansar y conversar, para vender y hacer sus tratos, los niños para jugar. Muchas plazas han tenido grandes olmos hasta que la grafiosis y la moda de plantar árboles exóticos, fueron acabando con esta antigua tradición.

Y en esta pequeña localidad de la Alpujarra Almeriense se vive estos días con preocupación por la enfermedad de su olmo centenario, el icónico árbol que ha servido de punto de encuentro para multitud de generaciones de terqueños que se criaron bajo su regazo. La voz de alarma la ha dado el alcalde de la localidad, Nicolás Ayala, al anunciar a través de su perfil en la red social Facebook que el centenario olmo ubicado en la plaza del municipio "está enfermo". Por esta razón, desde el Ayuntamiento se ha contactado con varios profesionales para que "nos empiecen a guiar para trabajar conjuntamente en su recuperación. Hemos iniciado los trabajos previos a la evaluación que se le tiene que hacer. Ojalá todo salga bien y se pueda recuperar. El olmo de la plaza es parte de la historia de Terque", explica.

En estos momentos, gran parte de la copa del árbol ha perdido todas sus hojas y según los especialistas consultados se barajan varias hipótesis de esta degradación, una de ellas que tenga un hongo como puede ser el de la grafiosis y que acabaría con este ejemplar en apenas unos meses. "Es todo una incertidumbre. No sabemos la patología exacta y por eso ya hemos dejado de hacer las curas preventivas", explica el alcalde a Diario de Almería. 

El primer paso que se ha dado ha sido desmontar el alcorque que cubre al árbol para poder limpiarlo y realizar un análisis de las raíces, una medida que permitiría agilizar el proceso para conocer la patología exacta que padece este árbol que "ya el año pasado supuró mucha resina durante unos días. Ese fue un aviso y no le hicimos caso", lamenta Ayala.

Estado actual que presenta el olmo de Terque. Estado actual que presenta el olmo de Terque.

Estado actual que presenta el olmo de Terque. / (Terque)

De hecho, hace unos años, conocedor de su estado de salud, el regidor señalaba que ya se estaban acometiendo diferentes tratamientos para frenar su progresivo envejecimiento: "Tiene partes muy afectadas. En los meses de primavera y verano, desde el Ayuntamiento actuamos sobre su envejecimiento con un tratamiento especial durante 21 días y, coincidiendo con el crecimiento de la hoja, procedemos al talado. En los años 50-60, este olmo llegó a presentar un gran agujero en el centro de su tronco, que era utilizado por quienes jugaban al escondite para esconderse porque sus dimensiones daban para acoger a una persona. El hueco se ha ido cerrando con las distintas curas que le hemos aplicado".

Ahora la situación se ha agravado y preocupa a los vecinos porque "es todo un punto de encuentro y ha acogido desde bodas hasta las fiestas patronales y las Cruz de Mayo, o charlas y coloquios", añade Ayala. 

Su edad se desconoce, aunque lo cierto es que en 1781 ya se tiene testimonio escrito de la existencia de un olmo en la plaza, bajo el que se sentaban para realizar los  arrendamientos anuales de productos como el aceite, el vino o el horno comunal o de poya. Las actas capitulares así lo recogen: “En seis días de enero de mil setecientos ochenta y uno siendo la una de la tarde se sentaron en la plaza de este pueblo de Terque ynmediato al olmo de ella, sitio acostumbrado para correr las ventas los señores don Francisco de Tapia y Juan Alonso…”.

El olmo también ha estado siempre presente en el sentir de los terqueños desde la lejanía. En 1913, Joaquín Romera Tortosa, desde Melilla, donde realizaba el servicio militar, escribe a un familiar lo siguiente: "Me enterado que se están yendo a Buenos Aires mucha gente de Terque, pues según veo me parece que al paso que va, cuando yo vaya a ir, voy a tener que hablar con el olmo de la plaza, pues al paso que va, cuando yo vaya, no hay ahí ni Dios".

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