Roquetas de Mar

Manzanares acaricia la tarde

Manzanares acaricia la tarde

Manzanares acaricia la tarde

Una faena llena de clase, poderío y tesón torero de Manzanares frente al quinto de la tarde alcanza la máxima expresión de torería en el festejo de ayer en Roquetas. No había prestado la suerte toro al alicantino en el primero de su lote pero llegado ese quinto Manzanres desplegó este tarrito mágico de las grandes tardes y perfumó de gracia torera la abarratoda plaza salinera. Toreo al natural intenso pero relajada la muleta para conducir hasta el final una embestida que también prestó con calidad el toro de El Pilar. Ahi sí crujió de verdad toda una plaza puesta de acuerdo en el ole y el reconocimento hacia la clase torera de un Manzanares que rubricó ese racha intensa de triunfos que salpica su temporada. Excelso el muletazo con esas dos tandas por la izquierda, certeras en la distancia y el temple necesario para hacer aflorar ese fondo de raza buena que el domecq salmantino tenía dentro. Después tendría respuesta también por el pitón diestro, confiado el toro y relajado el torero cuya labor en redondo llegaría rubricar casi esosperfectos trescientos sesenta grados en unos interminables remates de pecho.

Precedida de un pinchazo bien señalado y sin soltar, la espada viajaría rotunda para certificar un triunfo que se había negado antes en el segundo acto de la tarde en el que Manzanares no tuvo demasiada opción con un toro tan noble tan noble que no dijo nada amén de protestar en la distancia corta de la que poco se podía evadir el de Alicante.

En realidad la corrida de El Pilar fue de menos a más , dejando poca opción al toreo de capote a toreros que desde luego saben manejar el percal con soltura y brillantez. Pero con ese fondito de raza buena, a poco que le ayudaron los toreros, el último tercio terminó dejando toros con posibilidades para el triunfo.

Y en esa suerte dispar que suele depara un sorteo El Fandi se llevó lo más completo de la tarde. Dos buenos toros con los que el granadino ejerció su particular manera para encandilar al espectador. No debe escatimarse elogios para un toreo que desde luego cuaja en pundonor faenas que además, en la intensidad precisa alcanzan merecimiento de buenas maneras. Con tan poca fuerza como buena clase, su primero le dejó estar a gusto con los palos en esa facilidad que ya no asombra. Faena que se deja llegar hasta un tendido que se siente bien pagado con el toreo de Fandi.

Al cuarto le recetó un saludo capotero en redondo con templaza exquisita. Más pareció estar toreando un macetón de su casa que a un toro con exigencia de casta. Más reunido en banderillas ese segundo acto de Fandi, la faena terminó alcanzando cotas muy intersantes de templanza que tuvieron inicio con esos dos pases cambiados en el centro del anillo. Faena con muy buenas fases de toreo a un toro encastado y noble que repitió con pujanza en la muleta hasta que terminó renunciando a la pelea. Fandi se metió en terrenos de sol y allí terminó de armar el alboroto frente al de El Pilar, más esa fase se la cuento de oidas porque desde el Palco de Prensa se ve lo que el cemento permite. Pero bueno, lo de oidas sonó a clamor y Roquetas se había desbordado ya de entusiasmo.

Mala suerte para Ginés Marín en el sorteo que deparó la mañana. Informal y cambiante en su embestida, su primero terminó certificando lo que en banderillas había sido antes cortar terreno a la infanteria de Ginés. Brusco y proyestando con genio en el caballo lo más brillante de Ginés terminaron siendo esas ceñidas bernardinas con las que abrochó faena.

Con los dos compañeros ya a hombros, el de Jerez tiró de torería y valentia frente al toro más complicado del encierro. Un ejemplar, que como el resto de la corrida, no compaginó remate con tamaña tablilla de kilos. Aunque ya se sabe que los toros no son para cargarselos a hombros y Ginés se revistió de una gran dignidad torera para arrancarle una faena que suena bien para el aficionado y sirve para justificarse con la valentía propia de un torero en racha. Nada más que objetarle a quien si hubiese manejado con otra prestancia los aceros habría completado un trío torero por la Puerta Grande.

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