UD Almería | Contracrónica

Dosis de cruda realidad para el Almería

  • Osasuna, quizá el mejor visitante en el Mediterráneo hasta la fecha, se lleva un partido en el que el Almería volvió a pecar de falta de finalización

  • Brandon firma el tanto pamplonica

Ibiza remata fuera un saque de esquina.

Ibiza remata fuera un saque de esquina.

Queda la sensación, después de medirse en casa de forma consecutiva ante Cádiz y Osasuna, que este Almería adolece de un punto de brillantez individual para aspirar a cotas mayores en la tabla porque a nivel colectivo poco puede reprochársele a los pupilos de Fran Fernández, que una jornada más, y pese a la derrota, volvieron a dar el callo.

La zona de finalización es la que marca las diferencias en el fútbol, pues la portería dicta la última sentencia, y a los rojiblancos les está costando Dios y ayuda perforar la meta rival en los últimos envites, acumulando ya tres duelos sin hacerlo. Lo curioso es que el equipo genera las ocasiones suficientes como para no verse en dicha tesitura, pero a la hora de materializarlas el punto de mira continúa desviado.

Para hacer un análisis equilibrado conviene partir de la base de que por el Mediterráneo desfiló ayer tal vez el mejor oponente en lo que va de temporada. El propio Jagoba Arrasate reconocía al término del envite hasta qué punto había estudiado a los de Fran Fernández para poder desarticularlos y lo cierto es que su plan de partido le salió a pedir de boca.

Fue mérito de los navarros desactivar la habitual presión rojiblanca, punto que les permitió ir poco a poco dominando la primera mitad, dejando la sensación de estar mejor plantados sobre el campo y provocando mucha incomodidad en el Almería, que vio bien taponados los costados y también los pasillos interiores.

Ante las dificultades en la elaboración, los rojiblancos salieron a flote en acciones a balón parado como la falta directa lanzada por Real que rozó el palo con Rubén haciendo la estatua o el cabezazo de Ibiza que iniciaba las hostilidades en el segundo acto que también se marchó fuera por muy poco.

Jagoba Arrasate reconocía al término del envite hasta qué punto había estudiado a los de Fran Fernández

Fue un recurso socorrido que no camufló el abuso del balón en largo en muchas fases del primer acto como modo de superar las líneas bien juntas del Osasuna. Los pamplonicas sabían nadar y guardar la ropa y cada vez que llegaban lo hacían con criterio y peligro.

Durante los primeros 45 minutos dispusieron de un buen centro al segundo palo rematado con dificultad por Kike Barja que salía desviado y un cabezazo de Brandon al palo a centro de Rubén García. Esa conexión iba a hacerle mucho daño a posteriori a los rojiblancos.

Concluía el periodo inicial con tablas en el marcador y la sensación de que o cambiaba mucho el panorama en la reanudación o el Osasuna estaba en condiciones de batir la racha de nueve partidos consecutivos sin claudicar de los indálicos.

El arranque de la segunda mitad dio pie a la esperanza de nuevo a pelota quieta. Juan Carlos Real tocaba con clase una falta lateral en busca de la envergadura de Ibiza, que emergía entre contrarios para cabecear, buscando el ángulo, un balón que se iba fuera de nuevo por pocos centímetros.

Los de Fran Fernández fueron poco a poco sintiéndose más cómodos sobre el campo y gotearon ocasiones como un cabezazo alto de Romera en córner lanzado por Real, un zurdazo de De la Hoz desde fuera del área que no encontraba portería o una falta lateral de Rioja que repelía Rubén Martínez. Puro fogueo.

En su intento de ir a por el partido con el 0-0 en el luminoso, Fran Fernández optó por dar entrada a Aguza y Demirovic en el lugar de un poco afortunado Yan Eteki y Romera, con lo que a priori el equipo ganaba en potencial ofensivo. Ocurrió más bien lo contrario, ya que el bosnio

Demirovic apenas rascó bola y Aguza no mejoró a Eteki (y no era difícil)

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Mejor le salió a Jagoba Arrasate la apuesta de Perea por Kike Barja, generando el ariete con su corpulencia bastante caos en la retaguardia unionista. Y de la forma más inopinada, a través de una contra culminada con un centro medido de Rubén García desviado con clase por Brandon a la red, el Osasuna lograba adelantarse en el marcador.

La segunda derrota casera estaba al caer en caso de no reaccionar y el Almería tiró de amor propio para hacerlo, pero un testarazo de Álvaro Giménez se topaba con el palo y el rechace lo mandaba a las nubes Corpas. Fue un trago de cruda realidad.

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