El acta de Vivancos

Silva debe dimitir

  • Quizá no solo estuviera en juego la tercera plaza, puede que hasta el ascenso directo

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Pausa de hidratación

Pausa de hidratación / Javier Alonso

Acabo de presenciar uno de los capítulos más vergonzantes que recuerdo desde que llevo siguiendo a un club de fútbol en representación de la cuidad de Almería. Y ha llovido, pues comencé a asistir al antiguo Franco Navarro a finales de los años 70. No voy a entrar demasiado en el juego desplegado, sino en la forma de encarar una jornada tan importante como esta última del campeonato regular, máxime con la noticia de la suspensión del encuentro de Riazor.

No sé si Mario Silva va a ser el hombre que a la postre lleve al Almería de Turki a Primera, pero en el momento de redactar estas líneas pido desde esta humilde tribuna la dimisión o destitución inmediata del técnico luso. El hecho de no cambiar sobre la marcha el guion del partido da idea de la inmadurez o de la falta de sagacidad (quizá ambas cosas) de un entrenador que ha tomado el choque ante el Málaga como si de un entrenamiento se tratara, porque quizá no solo estuviera en juego la tercera plaza, puede que hasta el ascenso directo.

Quien asegure en estos momentos que los play off se van a disputar con la que está cayendo, o es un imberbe o un mentecato. O sea, tan sencillo como pensar que la tercera plaza te podría asegurar un ascenso sin disputar eliminatoria alguna. ¿Y qué se hizo para cambiar el decorado? Nada. Ni siquiera durante el encuentro, si acaso de forma sibilina durante el tramo final.

No es admisible argumentar que varios integrantes de la plantilla rojiblanca estaban apercibidos de suspensión en caso de ver tarjeta. Tampoco el cansancio sirve como excusa al tener que disputar el supuesto próximo partido de eliminatoria dentro de unas dos semanas, como mínimo. Se ha tirado por la borda un tercer puesto que no solo otorgaba ventaja en una prórroga, sino como antes indicaba un ascenso directo si la situación se pone fea, clínicamente hablando. Un partido se puede ganar, empatar o perder, pero resulta inaceptable el hecho de no interpretar con astucia la situación acaecida una hora antes de la contienda. Como decía Antonio Ozores en sus discursos, hasta un niño lo entendería. Como aficionado y como abonado me siento estafado y decepcionado por el capitán de la nave deportiva, que además sentó a Lazo, el jugador que pese a su irregularidad estaba dando asistencias de oro a sus compañeros.

Pero este entrenador, ¿a qué juega? ¿A hacerse un harakiri deportivo? Solo me queda dar la enhorabuena por su pundonor a Appiah y a Enzo. El primero lo intentó y el segundo demostró que no solo es el hijo de Zidane. También Callejón le mostró a su compañero De la Hoz cómo sacar un balón desde la parcela defensiva y Sivera demostró que lo del Rayo fue cosa de los nervios. Que se prepare más de uno si al final asciende el triste Zaragoza de forma directa. Ojalá lo de esta aciaga noche tan solo haya sido una horrible pesadilla.

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