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La electricidad abre el camino hacia la luz

  • Manos Unidas colabora con la Misión Católica de Fô-Bouré para facilitar el acceso a la energía eléctrica

  • Antes de contar con este sistema, muchos de los niños estudiaban con lámparas de petróleo o debajo de una farola

La electricidad abre  el camino hacia la luz

La electricidad abre el camino hacia la luz

Por la noche se alza la mirada hacia el cielo en Fô-Bouré, las estrellas y constelaciones bañan e iluminan este rincón del país africano de Benín. Un auténtico espectáculo digno de admirar y lejos de cubrirse por la ausencia de contaminación lumínica. Pero esta falta de recursos, también ha sido un problema para sus habitantes, y ese cielo estrellado no era suficiente para seguir viviendo en condiciones normales. El sistema de electrificación ha conseguido dar luz al día a día de esta parte del país que poco a poco va creciendo en infraestructuras.

La población sigue teniendo un acceso escaso a la electricidad, más de la mitad de hogares del país (solo un 34,1% dispone de este recurso). Tienen una tasa de electrificación del 24% en el plano nacional, frente al 51% en el medio urbano y el 2% en el rural. No han experimentado grandes cambios desde el año 2003. Por este motivo, la ONG Manos Unidas junto a la Misión Católica de Fô-Bouré ha trabajado en el acceso a la energía del que se benefician más de 15.000 personas.

La electricidad provoca que los más ingeniosos puedan montar sus propios negocios

Philippe Dafia es el electricista, instalador y de mantenimiento de una red fotovoltaica que lleva luz a cinco pueblos del Ayuntamiento de Sinendé: Sakarou, Fô-Bouré, Buko, Kokabo y y Kosia, y que beneficia a 500 hogares aproximadamente. "Con la instalación del sistema eléctrico hemos tenido grandes avances y beneficios enormes. Es muy duro vivir en la oscuridad e incomodísimo para la vida familiar. Podemos hacer las cosas de la casa hasta más tarde y los niños pueden hacer los deberes", explica el encargado.

Dafia recuerda con añoranza sus años de estudiante y las dificultades que tuvo en su momento: "Estudiaba debajo de una farola o con lámparas de petróleo que se gastaban en unos días. Todos mis estudios me los saqué en estas condiciones. Ahora la situación ha mejorado".

Este proyecto cuenta con el impulso de la parroquia de Fô-Bouré, en el norte de Benín, y está liderado por el sacerdote de la Diócesis de Barbastro-Monzón y responsable de la misión católica en este pueblo, Rafael Quirós. El misionero también cuenta con la inestimable colaboración de Marta Goyeneche, la encargada de trabajar por las distintas iniciativas de mejora en el país.

El sacerdote también recuerda aquellos años cuando los niños "a veces estudiaban en la misión porque había luz o debajo de las farolas. Se han creado nuevos negocios que habrían sido imposibles sin la energía. Hay actos diarios como cargar el móvil que ya se pueden hacer en sus hogares o en algún negocio, mientras que antes había que recorrer muchos kilómetros para poder hacerlo".

Con el acceso a la energía, en los poblados también se vive por la noche. "La actividad se ha alargado. Había actividades que acaban cuando se iba el sol. Se han desarrollado comercios, se han abierto tiendas, hay menos averías… La actividad se ha hecho más amplia, ahora tienen más horas de vida", asegura Quirós. Las familias pagan entre 4,5 y 5 euros mensuales por la electricidad. "Si el consumo aumenta, disminuimos el precio", apunta el sacerdote.

En Sarakou, se encuentra uno de los campos solares que también cuenta con el apoyo del Principado de Asturias y de Mensajeros de la Paz. El sistema eléctrico también influye en el agua y el misionero asegura que "con estas granjas solares el recurso está disponible todo el tiempo".

El Gobierno de Benín también trabaja durante años en la electrificación del país, pero la tienen que traer del exterior, al no existir saltos de agua. Las casas que están con esta energía, que es algo más barata, sufren constantes cortes de corriente. Aunque cada vez son más los que se suman a ver la vida con claridad, muchos otros, por falta de recursos no ven ni en su propia casa durante el día. Durante el recorrido, se puede ver al misionero español Rafael Quirós confesando a oscuras a una anciana que está impedida y no se puede mover. Esta imagen se repite en multitud de hogares de la zona.

Pero la energía eléctrica también provoca que los más ingeniosos de los pueblos puedan ganarse la vida o sacarse un dinero extra. Es el caso de Luc Buramdi, que ha creado un establecimiento de recarga de móviles o Anne Marie que, aunque es enfermera, obtiene un pequeño sueldo vendiendo refrescos gracias a una nevera de gran capacidad. Aunque el avance en estos poblados es significativo en su modo de vida, todavía son muchos los que no disponen de los recursos necesarios para acceder a la energía eléctrica y, cuando anochece, se tienen que seguir conformando con la luz que desprenden las estrellas.

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