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El Parque, más que pescado fresco frente al mar de Cabo de Gata

  • Manuel Barbero, nacido en Almería, joven fue a Madrid donde fundó el Altamar ejerciendo de embajador de su tierra. Un suceso marcó su historia y labró su futuro en el restaurante que, 30 años después, sigue llevando con su familia

Manolo Barbero y María Rodríguez acompañados de dos de sus hijos en el restaurante El Parque

Manolo Barbero y María Rodríguez acompañados de dos de sus hijos en el restaurante El Parque / Javier Alonso (Almería)

Restaurante El Parque en la Almadraba de Cabo de Gata Restaurante El Parque en la Almadraba de Cabo de Gata

Restaurante El Parque en la Almadraba de Cabo de Gata / Javier Alonso (Almería)

“Los productos de Almería a donde van triunfan si se saben gestionar y cuidar”. Esto lo sabe muy bien quien lo dice, Manuel Barbero, quien, durante más de 50 años dedicados a la hostelería, ha servido en sus restaurantes, primero en el Altamar en Madrid y desde hace casi 32 años en El Parque en Cabo de Gata en Almería, productos de esta tierra.

Manolo, como le llaman, cumplió hace una semana 82 años y sigue al pie del cañón. “El trabajo no me asusta”, dice, y tampoco a los que trabajan con él, para los que tiene buenas palabras y de los que destaca su compromiso, “todos arriman el hombro”. Y es que este año ha sido complicado a causa de la crisis sanitaria y más para un sector como el hostelero. El Parque va a cumplir 32 años y, además de un enclave privilegiado frente al mar Mediterráneo en el entorno del parque natural almeriense, servir pescado fresco a diario es una de sus claves; así señala que solo el fin de semana hace una compra mayor para conservar pescado para el lunes, sobre todo pescado grande. Sentarte a comer en este restaurante te garantiza que el producto del mar que vas a consumir solo lleva fuera del agua apenas unas horas, pues se lo sirve a diario la lonja de Almería y los propios pescadores del Cabo.

Cocina de El Parque en Cabo de Gata Cocina de El Parque en Cabo de Gata

Cocina de El Parque en Cabo de Gata / Javier Alonso (Almería)

Durante el invierno abre lo fines de semana, puentes y festivos, si bien es en verano su momento álgido cuando mantiene sus puertas abiertas todos los días para las comidas de mediodía, pues las cenas las descartó años atrás, ya que eso implicaba estar en el restaurante hasta altas horas de la madrugada para vuelta empezar a las siete de la mañana, además de que mucha de su oferta ya se había consumido y la carta menguaba. De hecho, describe que en la última cena que sirvió, entre los comensales estaba el político español Julio Anguita, a quien recuerda con cariño como un asiduo al parque natural y a su restaurante.

Manolo Barbero lleva el negocio junto a su mujer María Rodríguez y sus hijos, una familia que se adora y cuyo cariño traslada en su trabajo diario y que compagina su vida entre Madrid y Almería. Aunque nació en la capital almeriense en 1939 y se crió por la zona de la Avenida Vilches y Rambla Belén, jovencito marchó a Madrid junto a María. Desde pequeño conoció el mundo hostelero, pues como cuenta su tío tenía en la ciudad almeriense El Merendero de Almería, donde luego se ubicaría la sede del Banco de España (hoy sede de la Delegación Provincial del Ministerio de Economía en la Plaza Emilio Pérez), “allí íbamos mi hermano y yo a quitarnos el hambre de la posguerra. Mi madre nos mandaba para pedirle a mi tío comida del bar; cuando llegábamos a casa la cesta ya estaba casi vacía”. Pero fue ya en Madrid cuando fundó su primer negocio de restauración Altamar. Hasta el centro de España llegaban los tomates de raf de la huerta almeriense al igual que el pescado capturado en esta bahía. Con ello, en Madrid hacía de anfitrión y ‘embajador’ de su ciudad natal. Así recuerda cuando la entonces Agrupación Deportiva Almería, en su última etapa, jugaba en Primera División, y servía a Juan Rojas o Antonio Gómez Pomares, así como a los jugadores, recuerdo que puede verse en las fotografías que decoran hoy El Parque.

Manolo Barbero con una caja de pescado recién capturado en Cabo de Gata Manolo Barbero con una caja de pescado recién capturado en Cabo de Gata

Manolo Barbero con una caja de pescado recién capturado en Cabo de Gata / Javier Alonso (Almería)

Un suceso truncó su historia. Un negro episodio del que Manolo se repuso pero que marcó su vida y la de su familia. Unos atracadores y cinco disparos, que por fortuna no impactaron con alguien, acabaron bajando la persiana del Altamar. “Esto fue un trauma, uno de mis hijos estuvo un año sin salir a la calle”, recuerda. Pero lejos de abandonar la hostelería decidió dar un paso al frente. En el terreno que se había comprado en la Almadraba de Monteleva para hacerse una casa frente a la playa decidió montar El Parque.

Hoy son 16 las personas que dan servicio en este negocio, 12 de ellas que no pertenecen a la propia familia pero cuyo respeto y afecto se palpa. Sus clientes proceden de diversos lugares, tanto del mapa nacional como de Francia, Alemania, Inglaterra e incluso del otro lado del Atlántico: “Hay una familia de Miami que cada vez que viene a Almería vine aquí a comer”, comenta Manolo, si bien con la pandemia son los consumidores nacionales los que mayoritariamente visitan el restaurante. “Nadie te regala nada”, dice el hostelero y es que ese espíritu luchador y trabajador con el que Manolo gestiona junto a su familia el restaurante con productos de primera calidad hace fidelizar al consumidor.

Indalo de caracoles de Francisco Alcaraz a sus sobrinos y mucho más

María Rodriguez debajo del Indalo de caracoles, regalo de su tío Francisco Alcaraz María Rodriguez debajo del Indalo de caracoles, regalo de su tío Francisco Alcaraz

María Rodriguez debajo del Indalo de caracoles, regalo de su tío Francisco Alcaraz / Javier Alonso (Almería)

El último pintor del Movimiento Indaliano, Francisco Alcaraz, que fallecía hace justo un año, sigue vivo en el restaurante El Parque. De sus paredes cuelga un Indalo a base de más de una treintena de conchas de caracol y dedicado: “Para mis sobrinos, que les traiga buena suerte, Mari y Manolo. Con un abrazo, Paco Alcaraz. En El Parque y fuera de El Parque”. Y es que el artista es tío de María Rodríguez, quien muestra ilusionada la obra del maestro. El Indalo no está solo en los murales de madera, toda una vida a modo de fotografías le acompañan. Momentos y rostros familiares de Manolo Barbero y María, recortes de periódico que se hacen eco tanto del restaurante Altamar en Madrid como de El Parque, así como imágenes de amigos y comensales del mundo de la política, el deporte o la cultura que han pasado por Cabo de Gata con parada en el restaurante de la Almadraba para pasar un rato distendido y degustar la comida mediterránea, con materia prima de primera.

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