Almería

Setenta años de rodajes en Almería y ningún decorado ni localización se ha puesto en valor

  • El mayor plató natural de Europa no ha sabido proyectar turísticamente los enclaves de referencia del séptimo arte con la excepción de los poblados. Ni estudios cinematográficos ni museos de primer nivel ni centros de interpretación ni localizaciones habilitadas impulsan este legado único

El poblado mexicano de El Cóndor se encuentra en un estado ruinoso

El poblado mexicano de El Cóndor se encuentra en un estado ruinoso / Almeriacine

En lo alto de una llanura del vasto de desierto de Tabernas, a espaldas del arroyo del Verdelecho, yergue el desfigurado esqueleto por la inactividad y el paso del tiempo del fuerte denominado ‘El Cóndor’. Entre rocas milenarias han sobrevivido durante medio siglo, desafiando las leyes del tiempo, andamios de madera que abrazan paredes de adobe, bambú y escayola y maltrechas esteras de caña. Los paneles prefabricados de aquella fortaleza mexicana siguen en pie, siendo la pensión Coyote la que mejor conserva su estructura, pero en su conjunto prevalece el estado ruinoso del enclave.

Un poblado semiderruido que fue erigido para el rodaje de la película El Cóndor (John Guillermin, 1970), con la participación de actores como John Brown, Lee Van Cleef o Patrick O’Neal, y que hoy representa la agonía del legado del séptimo arte en Almería. Cuando la A-92 empieza a subir hacia Gérgal se puede apreciar todavía a mano izquierda algún resto de los muros y la iglesia de otro poblado de la época, Nueva Frontera, plató al aire libre de títulos como Caballos salvajes (John Sturges, 1973) con Charles Bronson. En estos setenta años de rodajes en la provincia, ni administraciones públicas ni la iniciativa privada han sabido conservar el patrimonio cinematográfico como evidencian la eterna lista de localizaciones y decorados abandonados a su suerte, completamente perdidos o a punto de desaparecer, salvo excepciones modélicas como la Era de los Albaricoques, el cortijo El Sotillo en San José o los poblados del western.

Todo lo demás se ha dilapidado y en algunas ocasiones desatando una verdadera indignación social como ocurrió cuando se destruyó la cueva de Conan en una ciudad que presumía de apostar por el cine como dinamizador turístico. Otro de los decorados de mayor proyección, el que mandó construir Ridley Scott para el rodaje de Exodus (2014) en el paraje de El Chorrillo en el faldón de los Baños de Sierra Alhamilla, también ha sufrido un profundo deterioro y expolio en los últimos años. Y aún así es raro el día que no reciba visitas de aficionados de un escenario para la historia. 

Tampoco queda nada del poblado de Vaes Dothrak, territorio de los Dothraki de Juego de Tronos. Y mucho menos de aquella urbe de 300 edificios de ladrillos que recreaba la ciudad jornada de Aqaba en Carboneras en la que trabajaron más de 200 personas durante tres meses para la primera gran producción de Hollywood en la provincia, el clásico norteamericano del cine Lawrence de Arabia (David Lean) en 1962 que empleó a más de mil extras, 750 caballos y 159 camellos. Hoy es una carretera que cruza la desembocadura del río Alías sin ningún tipo de alusión informativa pese a su valor histórico y significado para la época dorada del cine almeriense

Los decorados del paraje El Chorrillo se han ido desmantelando en los últimos años Los decorados del paraje El Chorrillo se han ido desmantelando en los últimos años

Los decorados del paraje El Chorrillo se han ido desmantelando en los últimos años / Iván Gómez

El rancho Western Leone, símbolo de un género cinematográfico que cautivó a millones de espectadores, está en venta. Un decorado histórico que diseñó Carlo Simi para filmar Hasta que llegó su hora (Sergio Leone, 1968) pendiente de una operación que ha suscitado un importante revuelo cinéfilo sobre su futuro y conservación con la incertidumbre de que podría desaparecer y quedar sin ninguna protección si la nueva propiedad no quiere darle continuidad a su histórica actividad. Y para más desgracia las fuertes precipitaciones de finales de marzo provocaron la caída de un muro en la calle Clint Eastwood de Los Albaricoques y el desplome de paisajes icónicos como el Tablero de El bueno, el feo y el malo en la Rambla Otero de Tabernas.

Más en el olvido quedaron el poblado Mimbrero, el Fuerte Gobi o el oasis de la Rambla Viciana y nadie ha puesto en valor las huellas del cine en las minas de oro de Rodalquilar que albergaron algunos de los decorados más relevantes de la provincia. Sus torres, plataformas y depósitos fueron un orfanato en Guerreros del sol (Alan Johnson, 1986) y un imponente castillo con su aldea a los pies en la Inglaterra medieval en El misterio de Well (Paul McGuigan, 2003) con actores tan conocidos como Willen Dafoe y Vincent Cassel.

La Alcazaba ha sido escenario de más de una treintena de rodajes y la Consejería de Cultura dejó que se perdieran una fascinante visita guiada y exposición cuando deberían tener continuidad. Ocurre igual con el Cortijo del Fraile recientemente adquirido por la Diputación sin proyección ninguna de las películas y series a las que ha dado cobijo en las últimas décadas. Y en la plaza de toros de Vera, la más antigua de la provincia al construirse en 1879, que protagonizó una de las escenas más singulares en El Reportero (1975) del oscarizado director Michelangelo Antonioni con un plano secuencia de la fachada del coso de casi siete minutos que se iniciaba con la mirada de Jack Nicholson.

La era de los Albaricoques ha puesto en valor su pasado cinematográfico La era de los Albaricoques ha puesto en valor su pasado cinematográfico

La era de los Albaricoques ha puesto en valor su pasado cinematográfico

Pero de aquello no queda nada más allá del recuerdo de los cinéfilos que siguen buscando las localizaciones en una provincia que ha sido el plató natural más importante de Europa, pero que no tiene nada que ofrecer al visitante más allá del paisaje. ¿Por qué no hay ningún rastro del avión nazi derribado en la playa de Mónsul en Indiana Jones y la última cruzada (1989) con Harrison Ford y Sean Connery? Mientras que otras provincias ponen en valor los decorados con centros de interpretación y exposiciones, en Almería se están esfumando las huellas del pasado cinematográfico y se desmoronan los decorados de ladrillo, madera, piedra y cartón.

Hay ciudades que han generado contenidos y hasta museos después de aparecer en una sóla escena de una serie de moda o largometraje. En la provincia ha costado sangre, sudor y lágrimas que Níjar y Tabernas puedan instalar paneles informativos que orientan a los turistas a seguir las rutas del cine en la provincia. Y la Casa del Cine de la capital se ha quedado obsoleta y apenas actualizan contenidos. Un espacio muy pobre que no está a la altura de una provincia que ha enamorado a cineastas de todo el mundo. Así lo entiende Juanen Pérez Miranda, fundador del colectivo Almeriacine que lleva dos décadas velando y poniendo en valor el legado cinematográfico de la provincia a través de exposiciones, publicaciones y rutas.

“Vemos como a nuestro alrededor otras localidades y provincias explotan turísticamente una sóla película y obtienen mayor repercusión en los medios. Aquí en Almería el potencial en turismo cinematográfico es inconmensurable y, sin embargo, pasa más desapercibida”, argumenta. Y enumera entre los hándicaps la falta de voluntad de las administraciones, la arquitectura efímera de decorados que pasan de un rodaje a otro, como el gueto de Exodus que se empleó después en Juego de Tronos, y la propiedad privada de los terrenos cuyo elevado coste de mantenimiento complica la supervivencia del set. Carlos Rosado, presidente de la Andalucía Film Commission, también considera que Almería debería hacer un mayor esfuerzo para poner en valor su legado cinematográfico porque tiene la mejor tarjeta de visita que son las grandes producciones que se han rodado aquí.

Los estudios de cine siguen en el cajón de Cultura

Los estudios de cine que iban a contribuir a consolidar a la provincia de Almería como el referente andaluz de la industria cinematográfica permanecen a la espera de algún avance en el cajón de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. La administración encargó hace exactamente dos años un estudio de viabilidad en el que valoró varias posibles ubicaciones de la futura Ciudad del Cine y desde entonces no se ha vuelto a saber nada más del proyecto.

Según han indicado fuentes de la Consejería a este periódico al preguntar por los avances, “no resulta conveniente crear expectativas sobre un proyecto que, dada su envergadura, aún se encuentra en una fase muy primigenia y cuya viabilidad hasta la fecha está siendo objeto de valoración”. En este sentido, el departamento que dirige la consejera Patricia Pozo alude a la pandemia como principal motivo del parón en el análisis minucioso que correspondería tras la conclusión de un estudio que permanece en el cajón.

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