Este viernes se ha celebrado el Día Global de Acciones Climáticas con el eslogan “clima y trabajo” para poner de manifiesto que para salir de la policrisis del coronavirus es necesaria una recuperación en verde hacia un nuevo modelo socioeconómico y productivo sostenible. Frente a la pandemia más justicia climática y nuevas fórmulas ambientales para compensar grandes retos de la sociedad como el envejecimiento y la despoblación del ámbito rural como las infraestructuras en verde y la nueva economía. Después de meses de confinamiento y restricciones, la provincia vuelve a la naturaleza en tiempos de mascarilla y conmoción y ha recuperado prácticamente todos su principales enclaves y paraísos ambientales que echaron el cierre durante el estado de alarma.

Tan sólo algunos espacios naturales como la Balsa de Cela o el Arroyo de Celín en Dalías mantienen el veto a los usuarios. El manantial de aguas termales situado entre Tíjola y Lúcar se mantendrá vallado, si bien los senderistas y vecinos pueden disfrutar del entorno sin restricciones. Así lo reconoce el alcalde de Tíjola, Juan José Martínez, que detalla que se adoptó esa decisión, al igual que decidieron no abrir la piscina municipal, tras la recomendación sanitaria del Gobierno de prohibir el baño y usos recreativos en aguas continentales (pozas y remansos, cauces). A fin de mes los dos ayuntamientos implicados tendrán que valorar si se suprime la prohibición y se retira el precinto o si por el contrario se mantiene algunos meses más. En Arroyo de Celín se ha solapado la restricción con las obras para la supresión de barreras arquitectónicas para el acceso de personas con movilidad reducida y la construcción de nuevos parques infantiles y una tirolina. En el momento en el que concluyan las obras el plenario tendrá que decidir, según relata el regidor Francisco Giménez, si se mantiene cerrado.

A menos de quince kilómetros del rincón natural con más encanto de Dalías, en la falda sur de la Sierra de Gádor, se encuentra el parque periurbano de Castala, perteneciente al término municipal de Berja. Este espacio natural permanece abierto pese a la pandemia, con acceso a los merenderos y pistas forestales, si bien permanece el veto, como es tradicional cada año entre junio y octubre como época de mayor riesgo de incendios, sobre las zonas de barbacoas. También ha permanecido operativo desde mediados de mayo, reabriendo en las primeras fases del desconfinamiento, el área recreativa de La Roza en Abrucena. El joven alcalde, Ismael Gil, tiene claro que es el momento de apostar por esta joya natural y calcula que en menos de un año tendrán un restaurante y un camping junto al río. La intención es recuperar la gestión municipal del área recreativa, de titularidad autonómica, y ya están avanzadas las conversaciones con la Dirección General de Espacios Naturales Protegidos de la Junta. La concesión de la zona de acampada y restauración permitirá reinventar este enclave, al que llegan cientos de visitantes cada fin de semana, y darle proyección con tres rutas de trail que han diseñado con la Federación Española de Atletismo.

Prohibición de acceso en el Arroyo de Celín en Dalías

Y otro de los enclaves con más tirón está en Padules y cada sábado y domingo cuelga el cartel de lleno. El regidor, Antonio Gutiérrez, explica que Las Canales han funcionado a las mil maravillas durante la crisis planetaria. Este rincón de la Alpujarra, al paso del curso del río Andarax entre pozas y cascadas, se ha convertido en uno de los lugares más visitados y necesarios para la higiene mental de la vuelta a la naturaleza frente a la pandemia. Ochenta y tres coches y dos autocares es el aforo máximo para impedir la masificación que eche por tierra cualquier medida de prevención y distanciamiento del coronavirus y tanto el sábado como el domingo los recibieron. A todos los visitantes les advierten que no se pueden bañar, pero es imposible ponerle vallas al campo y no tienen medios para esa vigilancia. En ocasiones han tenido que recurrir a la Guardia Civil y a los agentes de Medio Ambiente porque el guarda rural que tienen contratado está gestionando el control de los accesos.

La Geoda de Pulpí y el Karst en Yeso de Sorbas también reciben espeleólogos amateur y aficionados a diario y este han intensificado las medidas de prevención sin tener que echar el cierre. Y ocurre igual con todos los Centros de Visitantes de los Espacios Naturales Protegidos de la Junta en la provincia, como los del parque natural de Cabo de Gata-Níjar o el Almacén del Trigo en Vélez Blanco, que funcionan con distancia y mascarillas después de la reapertura a mediados de junio de los equipamientos de uso público que estuvieron cerrados por las restricciones de la COVID-19. Senderos, áreas recreativas, zonas de acampada, carriles de cicloturismo, observatorios de fauna y miradores están operativos en la transición hacia la nueva normalidad de la naturaleza almeriense.

Los nuevos horarios y condiciones están detallados en la ventana del visitante de los Espacios Naturales de la web de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, además de las visitas virtuales que se estrenaron durante el confinamiento. Sólo entendiendo cómo nos hemos “desenamorado” de la Tierra (y aprendiendo a quererla de nuevo) podemos salvarla, reconocía hace unos días a El País el prestigioso ensayista Paul Kingsnorth. Almería piensa hoy más en verde, disfruta más de sus joyas ambientales y mira a su naturaleza con la esperanza de avanzar en la conservación y enriquecimiento de los ecosistemas y biodiversidad como el mejor legado para los niños del presente y futuro.