La ciudad de Nápoles es estos días el epicentro del maradonismo mundial. En el sur de Italia, donde el Pelusa hizo crecer su gran mito haciendo campeón de la Serie A al equipo de San Paolo [hoy rebautizado con el nombre de Diego Armando Maradona], se han reunido multitud de hinchas de Boca y Nápoles. Bueno, realmente de cualquier equipo. La única premisa es recordar al Diego entre todos y tener ganas de pasarlo bien, lo que debería de ser la esencia del fútbol.

Cómo no, hasta tierras italianas acudió el consulado almeriense de Boca Juniors. El grupo de animación encabezado por Ángel Gabriel Heredia se integró con el resto de hinchas xeneizes y con los tiffosi para homenajear al eterno 10 albiceleste. Cánticos, saltos, fotos, comidas, intercambios de camisetas, de bufandas, de números de teléfono... Todo un festival, con los edificios napolitanos de fondo llenos de pancartas y murales del Pelusa. “Hemos conocido gente de los consulados de todo el mundo y muchos tiffosi napolitanos y los hemos invitado a que vengan a conocer Almería y luego nosotros les devolveremos la visita”, decía por guasap, emocionado, el presidente Ángel.

Durante la jornada se celebraron varios actos conmemorativos, entre ellos la inauguración de una escultura del futbolista frente al estadio del club napolitano del que se convirtió en un símbolo y que ahora lleva su nombre. La escultura de bronce y a tamaño real del centrocampista lució sólo ayer frente el estadio en el que jugó desde 1984 a 1991, ya que después se retirará. Autoridades de la ciudad, sus excompañeros del Nápoles y su hijo Diego Armando Maradona Junior asistieron al acto de inauguración de la estatua, que fue colocada sobre un gran pilar en el que se lee ‘D10S’, la palabra ‘Dios’.

Ángel, presidente almeriense, ante una imagen de Maradona.

Por otro lado, el presidente del Nápoles, Aurelio de Laurentiis visitó el barrio español de la ciudad, que lleva días decorado con murales y elementos conmemorativos del argentino, para dejar una corona de flores frente a un pequeño mausoleo creado por los aficionados del jugador.

Mientras se realizaban todos los actos institucionales, todos los aficionados seguían con el homenaje por su parte. Incluso se reunieron a ver juntos un partido liguero de Boca Juniors. El resultado fue negativo, pero la fiesta no se enturbió. Una grata experiencia para el consulado almeriense, que cantó, bailó y recordó al Diego como soñaban con hacer.