Cuando el Almería invertía, Negredo marcaba y marcaba para los intereses rojiblancos. Ahora que no lo hace y quiere subsistir deportivamente sólo con lo que genera, sufre las inclemencias con la que los grandes jugadores castigan sus debilidades. Esto se lleva demostrando desde la temporada pasada, más allá de una salvación milagrosa de la pasada temporada forjada ante equipos ya de vacaciones, y en ésta que la plantilla es incluso más inexperta si cabe, las derrotas, quizás a veces no merecidas del todo, pero derrotas al fin y al cabo, siguen lastrando las opciones de salvación. 

Ayer se pudo sumar en un partido dominado de principio a fin por el Valencia, como también se pudo sacar algo positivo la pasada semana frente al Sevilla, como debería de haber algún punto más en el casillero si ciertos errores no se hubieran cometido. Pero lo cierto es que los pírricos 16 puntos logrados en la primera vuelta envuelven al equipo en el pesimismo más absoluto, aunque la cara mostrada por el Almería en Mestalla hacen ver alguna luz en la segunda vuelta. Pero harían falta fichajes, gente que subiera el nivel de jugadores como Teerasil que no han aportado nada y de los que se espera menos aún. 

Ésa fue la diferencia a las orillas del Turia: mientras que Nuno sacó a Negredo, un delantero de muchos kilates y más millones, JIM contrarrestó, o lo intentó, con un jugador nacido en La Cañada y que tiene ficha del filial como es Dani Romera. Una osadía, más de uno se quedó boquiaberto al ver cómo el Almería sacaba los tirachinas para vencer a los bazookas valencianos. Y para defender al cañonero vallecano tampoco había misiles antiaéreos, a Dos Santos, que salió para frenarlo le ganó la partida con mucha facilidad para hacer el 3-2 de cabeza a falta de cinco minutos. Mucho trabajo, mucho sacrificio, buenas sensaciones y muchas palabras de reconocimiento, pero ni un punto. En la segunda vuelta habrá que hacer números de Champions con un presupuesto de Segunda o Segunda B. 

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Lo que está claro es que no todo está perdido. Los planteamientos de Juan Ignacio y el trabajo sobre el campo no es malo. El problema está en estar tan limitados de recursos para activar un supuesto plan B. Como mandaban los cánones y los contratos de los jugadores, el Valencia tenía que encerrar al Almería en su área. Así fue. Y los rojiblancos no estaban incómodos con esa tesitura, puesto que cuando fueron capaces de poner topes a las espaldas de Dubarbier, a los chés se les apagaron las luces. Pero claro, Nuno miraba a sus espaldas y por su cabeza miles de opciones para tratar de batir por tercera vez a Julián, mientras que JIM lo único que podía observar era el reloj para que las manecillas avanzaran más rápido. 

Dos veces había sacado Hemed la honda a relucir para contrarrestar los mazazos rivales, algo que tanto se echó de menos ante los rivales directos al comienzo de la Liga, pero Goliat Negredo vino equipado con un bazooka, una katana y un kalesnikoff. Anticipación y cabezazo, de ésos que tantas veces había conectado cuando el Mediterráneo lo habitaba un equipo rojiblanco algo más adinerado, para hacerle ver a su ex que la salvación requiere de una inversión mayor y que las apuestas rocambolescas es mejor hacerlas en los casinos.