UD ALMERÍA | ELCHE CF

En los muros de carga no hay que picar (2-2)

  • La vuelta al esquema de los primeros partidos le cuesta a un inseguro Almería dos puntos más en casa. Demasiadas facilidades a Víctor y Jonathas para que marcaran los goles Thievy, poco; Teerasil, ni en la lista.

Con el puente del Pilar a la vuelta de la esquina, el Almería quería marcharse al parón de selecciones con la tranquilidad de ver el descenso a varios partidos de distancia. Un cuarto de salvación, lo que suponían los 11 puntos que se podían lograr, estaba en juego en un momento en el que los pupilos de Francisco habían encontrado la senda correcta como visitantes, pero debían de ratificar esa buena marcha en el Mediterráneo, donde todavía no habían ganado. 

La jornada comenzó festiva y la afición quería que el sábado acabara igual. Las peñas rojiblancas y franjiverdes, que ascendieron y se mantuvieron de la mano en Primera División en las dos últimas temporadas, se hermanaron antes del choque y disfrutaron de lo que realmente es el fútbol desde la grada: un deporte, una forma de evadirse de una dura semana, una excusa para dar dos gritos con los goles y si el Almería lograba el triunfo, llegar a casa más contento que unas pascuas. 

Para tratar de meterle mano a un irregular Elche, Francisco renunció al trivote que tan buen resultado estaba dando y volvió a una táctica más vertical, pero de menos control, lo que convertía sus partidos en un correcalles. Eso sí, metió a Azeez junto a Verza, para fortalecer la salida del balón. La otra gran novedad estaba en punta de ataque, donde un Thievy inadvertido hasta el momento, debía demostrar todo lo que el presidente esperaba de él. 

Nada más comenzar el choque ya se vio que el Almería no iba a ser ese conjunto serio y seguro de San Sebastián o La Coruña. El primer balón largo del Elche se lo comió la defensa y Rubén tuvo que ejercer de líbero para evitar el primero. Sin embargo, pocos segundos después, el propio futbolista ilicitano haría el 0-1. Ximo Navarro asiste a Jonathas en vez de despejar un balón franco y el centro se lo comen entre el lateral y Dos Santos para que Víctor, el más pequeño de los que se encontraba en el área, marque de cabeza. Peor resultado, imposible podía dar el cambio táctico. 

El gol rompió todos los moldes almerienses, nadie se esperaba un comienzo así y los nervios necesitaron sólo unos segundos para echar por tierra todos los últimos buenos partidos. Sin cabeza y sólo insistiendo por la banda de un muy chupón Edgar en la primera parte, los de Francisco no terminaban de dar síntoma de peligro. Hasta que el mismo fallo que había cometido el Almería atrás, lo tuvo el Elche. Pérdida que coge a toda la defensa adelantada, el extremo canario se marcha en velocidad, pero falla en el pase de la muerte a Silva. El expimentonero lucha por el balón y Albácar, entre la línea y fuera, le hace una falta clarísima. Penalti y Verza que no falla desde los once metros. En la primera jugada que trenzaron los rojiblancos, su rival se descosió como una camiseta vieja. 

Y si hasta el 1-1 el Almería había estado plano, en cuanto pensó con la cabeza y movió el balón, mejoró muchísimo. La mayor presencia de Silva en el partido desestabilizó a un Elche que había perdido la manija del partido. Dos cabezazos de Soriano estuvieron a punto de batir nuevamente a Manu Herrera, pero el balón se marchó rozando el larguero. Al descanso se llegó con buenas sensaciones, pero con la necesidad de corregir ciertos aspectos de la medular hacia atrás. 

La vuelta de vestuarios bajó el ritmo que le había metido el Almería al partido. El Elche se vino un poco arriba, algo que no le importó a los rojiblancos, que querían contragolpear. Eran minutos para mantener la concentración y el tipo atrás. Pero el equipo vuelve a fallar estrepitosamente. Jonathas no sólo le gana la espalda a la defensa, sino que se deshace con una facilidad pasmosa de Dos Santos y se saca un tremendo chut a la escuadra. Golazo sí, pero con la complicidad una vez más de la zaga local. Sin absolutamente nada, el Elche demostró que es un tremendo error que un equipo tan débil como el Almería, dé tantas facilidades. 

Vuelta a las andadas. La inseguridad hizo temblar a todo el equipo, que ya no daba una a derechas. Ni la absurda expulsión de Jonathas ayudó a un Almería, presa de los nervios y del pánico cada vez que el Elche se acercaba a su área. Hemed entró para tratar de aprovechar alguno de los centros laterales, a los que no estaba llegando Thievy; Corona también entró para que el equipo tratara de jugar con algo de criterio. Así llegaron dos ocasiones seguidas de Silva, que vivía demasiado pasado de revoluciones los últimos minutos de choque. Pero Escribá cerró bien el centro de su defensa, a diferencia de los rojiblancos, y la sequía de los arietes hacía temer lo peor, hasta que Hemed, como debe de hacer un ariete de verdad, se lanza a por todas en un córner y empata entre la espalda y la cabeza. 

El ímpetu por lograr la remontada fue total y los de Francisco acabaron mordiendo. Pero el balón se paseó una y otra vez, a remates de Hemed y Jonathan, cerca de los palos de Herrera. Lástima de facilidades, de errores cuando el partido estaba bien encaminado para el Almería. El punto no es malo del todo por los experimentos, pero sabe a poco.

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