Bipolaridad y bipartidismo

Existe una relación cultural entre bipolaridad y bipartidismo. El votante español ve a la política como una duda entre dos polos

No hace mucho tuve una charla con unos amigos sobre las características de nuestra cultura. De allí salió que provenimos de la cultura cristiana (no religión) y que por eso nuestro comportamiento tiene un patrón similar al de la bipolaridad, lo que nos puede llevar a asociarlo con el bipartidismo. Veamos como los polos están bien diferenciados. Por una parte nuestra cultura cuenta con la culpa para establecer la base de nuestra moral. Este valor fisga y selecciona los acontecimientos hasta la anulación gradual de la voluntad. Todos conocemos las reflexiones de Freud y de Nietzsche al respecto y su crítica al sentimiento de culpa. El otro polo es el placer. Ha estado tan castigado por el polo anterior que cuando se manifiesta suele hacerlo de forma vehemente, incluso alcanzando el estado de lujuria. Así pues nos encontramos entre la culpa y la lujuria de una forma inconsciente y heredada. Esos nos hace, a través de la educación y la tradición, un tanto bipolares. Lo que nos lleva a dudar de todo y a mutar de opinión constantemente. Con esta base me atrevo a hacer una asociación. Parece que en nuestro país hay tendencia al bipartidismo. El primero fue entre 1881 y 1923, en el "turno pacífico". Se trataba de una alternancia en el poder organizado entre Canovas (Partido Conservador) y Sagasta (Partido Liberal). El segundo fue entre el 1985 y 2015. Se produjo entre el PSOE y el PP (a través de varios dirigentes). El tercero es el actual, desde la finalización del primero, y está representado por varios partidos de izquierda y de derecha (es un bipartidismo más amplio). Con esto podemos afirmar que la política española es bipolar y que el votante, desde 1881, considera a la política como una duda entre los polos. Por ello las opiniones desde entonces están polarizadas. Pero esta asociación también se puede hacer con el ámbito deportivo. Se suele ser de un equipo de futbol en detrimento de otro (o se es del Betis o del Sevilla, por ejemplo). A bote pronto y a sazón de lo dicho existe una relación cultural entre bipolaridad y bipartidismo. Aunque no lo consideremos cierto, nos movemos entre la culpa y la lujuria a la hora de reflexionar sobre política. Estamos polarizamos y no sabemos emanciparnos de ello porque nos educaron para que fuésemos así. Pero ¿qué diría Freud de todo esto? No sé. Igual sometería a la política a tratamiento.

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